Cargado de simbolismos y expectativas, el Subcomandante Marcos –ahora rebautizado por él mismo Subdelegado Zero, por sus kilitos de más– comenzó ayer la tan esperada Otra Campaña que consistirá en un recorrido por todo México para comenzar a forjar un frente de izquierda “con obreros, campesinos, estudiantes, maestros, trabajadores de la ciudad y el campo”, al tiempo que los grandes partidos políticos entran en los últimos seis meses de campaña antes de la elección presidencial del 2 de julio. A pesar de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dejó en claro que el “Zapatour” –como lo denominó la prensa local– no tiene objetivos electorales, muchos prevén que el favorito Partido de la Revolución Democrática (PRD), de Andrés Manuel López Obrador, podría ser el más afectado por esta estrategia zapatista.

El Subdelegado Zero parece haber planeado hasta el último detalle. La elección del día 1º de enero no fue azarosa. Doce años atrás, él –entonces bajo el seudónimo de Marcos– y en el mismo estado de Chiapas donde eligió comenzar su nuevo viaje, leía la declaración de guerra “contra el olvido y el mal gobierno” en México y ponía definitivamente al EZLN en la escena política mundial. El medio de transporte elegido para este segundo “Zapatour” –el primero fue en el 2001– también fue cuidadosamente elegido. Como el Che Guevara en su viaje por Sudamérica en 1952, el líder zapatista eligió una motocicleta, a la que él llama “Sombraluz”.

Viaja sólo, con capucha, pero desarmado y seguido por una camioneta deportiva gris con un cártel que dice “Seguridad. La Otra Campaña. EZLN”.

Sin hacer discursos, ni parar a saludar a los casi mil simpatizantes que lo fueron a despedir a La Garrucha, comenzó su travesía que lo llevará primero por el empobrecido Chiapas, de allí a la península de Yucatán, luego a DF e, incluso, llegará a la frontera con Estados Unidos, en donde mexicanos que residen allí cruzarán el muro para conversar con él. La gira será vigilada por dos ONG internacionales ya que aseguran que “resulta de suma importancia que esta nueva iniciativa pacífica y civil del EZLN genere condiciones nuevas para la paz”. Por ahora, el gobierno no ha puesto en marcha ningún operativo de seguridad especial.

El objetivo de la gira es reunirse con representantes de la sociedad civil para comenzar a forjar una serie de alianzas que permita fortalecer y agrandar las bases sociales del movimiento. Como el zapatismo reconoció unos meses atrás, se había estancado y debía abrirse al resto de los sectores populares si quería construir una verdadera alternativa política para alcanzar su, hasta ahora, principal objetivo: una reforma constitucional que “construya un México más justo, sobre todo para las comunidades indígenas”. De esta manera, el EZLN no persigue objetivos electorales inmediatos aunque sí parecería estar avanzando hacía una guerra de posiciones al estilo gramsciana para, a largo plazo, poder posicionarse como una alternativa electoral fuerte y cohesionada.

Mientras tanto, muchos creen que esta demostración de “nueva política” podría hacer menguar la base de votantes del PRD, que se nutre en gran parte de la centroizquierda. Más todavía, a pesar de haber cuestionado a toda la dirigencia política, el rebautizado Subdelegado Zero ha elegido a López Obrador como el principal blanco de sus críticas, en gran parte porque no hace tantos años atrás el PRD se mostraba muy cercano a las demandas zapatistas. Días atrás, el PRD emitió un comunicado en el que niega que “la otra campaña” le reste popularidad ya que afirma: “Nosotros somos la fuerza de izquierda que determinó acceder al poder por las vías pacífica y electoral, y en ese campo no tenemos competencia alguna con el zapatismo”.