Jueves, 13 de abril de 2006 | Hoy
A raíz de las multitudinarias marchas de hispanos en EE.UU., ya hubo despidos, incendios e instigación a quemar banderas.
Toda movilización que busca trastrocar un orden establecido provoca una reacción de los sectores más conservadores. Esta máxima se confirmó, una vez más, con el movimiento de inmigrantes que en las últimas semanas ha conmocionado a Estados Unidos tomando las calles. Con el despertar de este “gigante dormido”, como lo denominaron los medios estadounidenses, también ya han comenzado a aparecer síntomas de un fuerte sentimiento antimigratorio. Despidos, incendios intencionales e instigaciones públicas a quemar banderas mexicanas fueron las primeras formas de oposición al multitudinario movimiento que ha conseguido poner en jaque la aprobación de la reforma migratoria, una pieza clave en un año electoral.
El despido de 21 trabajadoras mexicanas fue hasta ahora la reacción más dura a las masivas marchas que desde finales de marzo pasado reclaman la legalización de las casi 12 millones de personas que actualmente viven en el país sin documentos. La empresa envasadora de carne Wolverine Packing, de la ciudad de Detroit, explicó al diario The New York Times que ellos habían pedido a los empleados “que pidieran permiso antes de faltar al trabajo” y que el día de la primera gran marcha del 27 de marzo pasado no todos lo hicieron. Sin embargo, según el diario neoyorquino, una de las mexicanas que perdieron su trabajo, Minerva Ramírez, dijo que todas “pidieron permiso” para ir a la manifestación. El gerente de la empresa, Jay Bonahoom, agregó además que “si un gran número de empleados falta al trabajo en un día determinado, no podemos atender a nuestros clientes y esto pone todos nuestros empleos en peligro”.
Desde el consulado de México en esa ciudad se comprometieron a negociar con la empresa, aunque advirtieron que todavía están recolectando información sobre el incidente. No obstante, ya se han comenzado a movilizar militantes estadounidenses para recuperar los puestos de trabajo. Edith Castillo, directora ejecutiva de Latinoamericanos para el Desarrollo Social y Económico, una agencia de servicios sociales en Detroit, dijo a The New York Times que sabían de otros trabajadores que también fueron despedidos en otras dos empresas por el mismo motivo.
El intento de incendio de un restaurante mexicano en San Diego, California, el lunes pasado –el mismo día que cientos de miles de inmigrantes marcharon a lo largo de todo el país–, se enmarca dentro de la misma ofensiva antimigratoria. El jefe de Investigaciones de Incendios de esa ciudad, Conrad Grayson, afirmó que el atentado al Mariachi’s Mexican Bar and Grill fue “una forma de contraprotesta por las marchas” de inmigrantes, en su gran mayoría latinos, dentro de los que predominan los ciudadanos mexicanos. A este incidente se le suma la inusual propuesta de un locutor de radio: “Quemen una bandera mexicana por EE.UU., por aquellos que murieron para que tengamos nacionalidad y soberanía, vayan a las calles y muestren que son hombres”.
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