Viernes, 1 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › BUSCA EVITAR QUE SIGA LA GUERRA CIVIL EN SUDAN
Por Anne Penketh *
El Consejo de Seguridad de la ONU intentó aumentar la presión sobre el gobierno de Jartun para que coopere con los esfuerzos internacionales para ponerle fin a las matanzas de Darfur, estableciendo una fuerza de paz de la ONU para la provincia de Sudán. El Consejo adoptó ayer una resolución que fortaleció el mandato de una luchadora misión africana e inyectó nueva capacidad militar. Estableció planes para que 22.500 tropas y oficiales de policía se desplegaran “no más tarde” que fin de año. Las tropas reforzarían la existente fuerza africana de 7000 miembros, que luego la absorbería la misión de la ONU. Sin embargo, la resolución dejó en claro que la fuerza de la ONU sólo podría hacerse cargo de las tropas africanas en Darfur con el acuerdo del gobierno sudanés, que permanece implacablemente opuesto a su emplazamiento.
Los monitores de derechos humanos advirtieron que la resolución, aunque adoptada con la intención de detener la violencia que dejó decenas de miles de muertos y desplazó a más de 2,5 millones en los últimos tres años, no era otra cosa que una promesa vacía. El presidente sudanés, teniente general Omar al Bashir, advirtió que Sudán confrontaría cualquier fuerza internacional enviada a Darfur y lucharía contra ella “como Hezbolá derrotó a las fuerzas israelíes” en el Líbano. La resolución se aceptó por 12 votos a 0, con la abstención de Rusia, China y Qatar. Los representativos de la ONU en Sudán boicotearon la sesión. La decisión del único miembro árabe del Consejo de no apoyar la resolución fue un éxito del gobierno islámico, que busca bloquear la fuerza de la ONU.
Gran Bretaña y Estados Unidos, que patrocinaron la resolución, están cada vez más frustrados con la falta de progreso para implementar un acuerdo de paz para Darfur. La violencia en la provincia occidental de Sudán, que es del tamaño de Francia, empeoró significativamente desde que se firmaron los acuerdos de paz en mayo pasado entre el gobierno y los dos grupos rebeldes. Los militares sudaneses planean mover 10.500 tropas a Darfur para enfrentar a los rebeldes que se negaron a firmar los acuerdos que contemplaban el compartir el poder, lo que aumentó lo temores de una guerra a gran escala.
Jan Egeland, el funcionario de asuntos humanitarios de la ONU, le dijo al Consejo de Seguridad hace unos días que temía “una catástrofe hecha por el hombre a una escala sin precedentes” en pocas semanas, salvo que el Consejo actuara inmediatamente para lidiar con la creciente violencia, saqueos y desplazamientos. Un conductor sudanés de la Cruz Roja Internacional se convirtió el miércoles en el 12º trabajador humanitario muerto en Darfur.
Egeland advirtió sobre “cientos de miles de muertos” si las operaciones de ayuda –ya en riesgo porque el creciente número de ataques contra los trabajadores individuales redujo mucho el acceso de aquellos que necesitaban ayuda y el déficit masivo de fondos– colapsaban. Los rebeldes de Darfur dijeron ayer que aviones y tropas sudanesas atacaron pueblos en la región occidental antes del voto del Consejo de Seguridad. El gobierno sudanés y sus aliados, la milicia árabe Janjaweed, han sido acusados de aplicar una política de tierra arrasada.
El embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, John Bolton, pidió la total implementación de la resolución. “Cada día que nos demoramos añade al sufrimiento del pueblo sudanés y extiende el genocidio”, señaló.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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