Ocho países de la Unión Europea (UE) le pidieron ayer a Bruselas que encuentre una solución urgente al problema de la inmigración ilegal. El pedido, que en realidad se acercó mucho a una súplica, llegó en un momento en que las naciones del sur del continente no pueden detener a las cientos de personas que todas las semanas intentan ingresar a la frontera sur del bloque. En una carta al presidente de la Comisión Europea, el conservador José Manuel Durao Barroso, los ocho firmantes explicaron que se trata de un desafío que sobrepasa las capacidades de cada Estado por separado. El principal impulsor de esta demanda –y el más afectado por la ola incesante de inmigrantes africanos–, España, destacó que no es sólo un problema de los países del sur europeo, sino que, con la libre circulación dentro del bloque, es un tema que afectará a todos los miembros.

En la carta que entregaron a Bruselas, España, Italia, Francia, Chipre, Malta, Grecia, Portugal y Eslovenia le pidieron al resto de los miembros de la UE que vayan a la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno con propuestas concretas para debatir. Con esto se confirma lo que ya se venía rumoreando: en la reunión del 20 de octubre en Finlandia, el tema obligado será la ola inmigratoria, que ya depositó a miles de africanos en las orillas de las islas Canarias en los últimos meses. Además de promover acuerdos de repatriación y de ayudar económicamente a los países de origen, todos piden que se refuerce el control de la frontera sur de la UE y que se dote de medios a la agencia comunitaria de Fronteras Exteriores (Frontex). “La inmigración ilegal afecta al conjunto de la Unión y no solamente a los países que guardan sus fronteras exteriores”, advierten los ocho países.

La propuesta busca fortalecer la cooperación entre los países de origen, de tránsito y de destino de los inmigrantes. Esta alianza supondría no sólo un trabajo conjunto entre los países del sur y del norte europeo, sino también con las naciones africanas. Esta petición se produjo apenas cuatro días después de que algunos países atacaran la política migratoria española durante una reunión del bloque en la ciudad finlandesa de Tampere.

El ministro de Interior de Alemania, Wolfgang Schäuble, criticó a Madrid por pedir a Bruselas una mayor colaboración al resto de los países del bloque para combatir la crisis migratoria sin precedentes que atraviesan las islas Canarias. “Pedir dinero a otra persona es siempre la manera más fácil de resolver un problema. No se empieza pidiendo dinero a los demás”, afirmó el ministro alemán. Sus pares de Austria y Holanda también cuestionaron al gobierno español. Destacaron que el proceso de regularización de inmigrantes, que llevó a cabo Madrid el año pasado, debería haberse hecho de forma coordinada con el resto de países del bloque.

Lo cierto es que, a pesar de que los todos países de la UE dicen apoyar a las naciones del sur con el problema de la inmigración ilegal, ninguno ha ofrecido una ayuda concreta. La semana pasada, en la reunión en Tampere, el vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini, le había pedido a los miembros del bloque que incrementen sus aportes para el patrullaje que realiza Frontex a lo largo de las costas africanas. En otras palabras, poner a disposición de Bruselas más barcos, helicópteros y aviones. Hasta el momento, ningún país europeo respondió al pedido.

La carta que enviaron ayer los ocho países parece ser sólo el primer paso dentro de lo que seguramente será una fuerte campaña de las naciones del sur europeo para convencer de la dimensión del problema migratorio a sus pares del norte. “La mayoría de los africanos que llegan a las islas Canarias son francófonos que aspiran a llegar a otros puntos de la UE, distintos de España. Van hacia el norte”, había advertido hace sólo unos días el ministro de Justicia español, Juan Fernando López Aguilar.