Martes, 26 de septiembre de 2006 | Hoy
Amigos del hijo del Presidente quieren convertirlo en candidato a intendente de Río Gallegos. El tema se conversó en las últimas semanas. Lo descartarían si Alicia Kirchner va por la gobernación.
Por D. S.
Es afecto al bajo perfil. Poco y nada se sabe de su actividad política. Pero Máximo Kirchner, el primogénito del Presidente, está en acción permanente en Santa Cruz. Hace dos viernes fue artífice de un acto en Río Gallegos, donde se conmemoró un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices. Acaso puede considerarse un episodio menor si no fuera que hombres de su círculo íntimo comenzaron a tantear allí la posibilidad de convertirlo en candidato a intendente de la capital santacruceña.
Son numerosos los dirigentes K que imaginan al hijo de Néstor Kirchner incursionando en una aventura electoral. El diputado provincial ultrakirchnerista Henry Olaf Aaset es uno de ellos. Rudy Ulloa Igor, compinche de Máximo y virtual alter ego del Presidente en Santa Cruz, es otro.
Dos testigos de esa sutil movida son Remo Carlotto y Pablo Díaz. El diputado y ex secretario de Derechos Humanos bonaerense, y el sobreviviente de la lucha estudiantil, viajaron a Gallegos para participar de los actos evocativos de La Noche de los Lápices.
La fortaleza o endeblez del proyecto “Máximo 2007” se verá con el correr de los días. A primera vista, queda en evidencia la estrategia de marketing para ir posicionando al joven que aún no cumplió los 30 abriles. “Como en todos lados, en Santa Cruz se va a producir un recambio natural de dirigentes. Kirchner está al tanto de la alternativa de Máximo, y todos sabemos que en política nunca hay que descartar nada”, contó a Página/12 un hombre cercano al heredero del matrimonio presidencial.
–¿Pero está avanzada la posibilidad de convertirlo en candidato?
–Acá en la provincia hay mucha gente dándole una mano a Máximo. El tema está dando vueltas.
En Río Gallegos, el apellido Kirchner despierta sentimientos encontrados. Sin embargo, hay quienes creen que Máximo podría recuperar una intendencia que últimamente le ha sido esquiva al peronismo. Eso sí, los arquitectos electorales ponen un llamado de atención: si Alicia Kirchner formaliza su candidatura a gobernadora (del otro posible postulante de quien se habla es del ministro de Planificación, Julio De Vido) difícilmente se insista con el hijo varón del Presidente.
“Dos Kirchner en la misma provincia es mucho”, aseguran. En ese caso, barajan otros nombres, como el de Juan Bontempo, actual ministro de Economía de la provincia, de muy buena imagen y sin techo aparente. Otro aspirante a intendente de Río Gallegos es el gobernador Carlos Sancho, el que mejor mide entre los kirchneristas según los sondeos que recientemente aterrizaron en la Casa Rosada.
Además de Bontempo y Sancho, están en la gatera para competir el ex intendente Juan Carlos Villafañe y el presidente del Concejo Deliberante Raúl Cantín. Ninguno, de todos modos, aparece con chances de doblegar al radical Héctor Roquel, quien va por su reelección. ¿Será esa carencia la que alienta la candidatura de Máximo? Lo cierto es que por ahora ninguna consultora lo ha medido.
¿Qué se sabe de la vida del hijo del Presidente? Hay un Máximo sobre el que pudo escarbar la prensa: el empleado de una inmobiliaria de Río Gallegos que busca pasar inadvertido, disfrutar de un Marlboro, tararear Los Redonditos de Ricota o sufrir con Racing. Pero está el otro Máximo, el “cuadro político”, “el administrador de las cuentas del padre”, “el que les baja línea a los distintos estamentos provinciales”, según sucesivas definiciones de su entorno más cercano.
–¿No lo están sobreestimando? –preguntó este diario.
–Ahora mucha gente lo toma de referente. Y es natural. Es un tipo solidario y que acompaña. Está formado, es un lector voraz y creció en una casa de militantes. Lo de su candidatura no es un invento, es algo que ya se hablaba cuando Sergio Acevedo era gobernador –contestó la fuente.
Como su padre, Máximo se obsesiona con los diarios. Alguna vez hasta se le animó a la carrera –finalmente inconclusa– de periodismo. Quienes lo rodean no dudan en afirmar que es una persona de “determinante influencia política”. La familia y Rudy Ulloa Igor supieron moldear esa virtud.
Rudy fue secretario privado y chofer de Kirchner. Ahora, además de autos, se dedica a manejar un emporio mediático en Santa Cruz. Todos saben que es el referente en las sombras de Compromiso K, la agrupación “pingüina” que impulsó la Plaza del 25 de Mayo, aquella en la que se empezó a hablar de la reelección de Kirchner.
El apellido resulta determinante para la estrategia oficial en la provincia. Si, como dicen, la candidatura de Máximo queda condicionada a la de Alicia, su incursión en la arena electoral seguramente se demorará. Es que la hermana del Presidente tiene una intención de voto de más del 50 por ciento, y deja muy por detrás a su principal competidor, el actual senador radical Alfredo Martínez.
Máximo es muy celoso de su intimidad. No le gusta ni que lo fotografíen. Es un milagro encontrar un retrato de las comidas que suele tener con sus padres y otras figuras políticas, tanto en Río Gallegos como en la Quinta de Olivos. Dicen que Kirchner lo escucha atentamente. Y que, a menudo, intercambian puntos de vista sobre temas de coyuntura. Evidentemente la herencia del apellido no le pesa. Habrá que ver, entonces, si finalmente decide asomar en el horizonte electoral.
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