El gobierno socialista húngaro sufrió una amarga derrota ayer. Tras semanas de protestas contra el premier Ferenc Gyurcsany, la coalición socialista-liberal perdió a manos de la oposición conservadora casi la totalidad de los municipios del país, dando vuelta los resultados de hace sólo cuatro años. El líder de la oposición, Viktor Orban, le había pedido a Gyurcsany que renunciara si perdía las elecciones municipales. Sin embargo, la victoria en la capital, Budapest, podría ser la garantía política que necesitaba el premier para poder quedarse.

Al conocer todos los resultados, especialmente el de la capital, Gyurcsany anunció que no renunciaría. “Continuaremos con nuestra política, incluido yo”, afirmó. La figura del mandatario quedó muy dañada después de que se difundiera una cinta en la que se lo escucha reconociendo que les había mentido a sus electores para ser reelegido. A pesar de no haber podido imponerse en Budapest, Orban volvió a pedir la dimisión de su rival. “Los socialistas han registrado una derrota histórica. La gente ha triunfado sobre las mentiras. Han decidido echar a la persona que ocupa la función de primer ministro. Solicitamos a los socialistas que obedezcan la voluntad del pueblo sin demora”, volvió a reclamar el líder opositor.