EL MUNDO › GANO EN CASI TODO EL PAIS, PERO SU DERROTA EN SAN PABLO LE COSTO CARA

Lula se quedó corto y habrá ballottage

En una reñida elección que transcurrió sin incidentes, el presidente quedó cerca del triunfo, pero deberá ir a un ballotage con el candidato de la derecha, Geraldo Alckmin. Lula obtuvo cerca del 49% de los votos, mientras su rival se alzó con el 41%.

 Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

“Aquí la gente está con Lula.” Anderson Rodrigues, 22 años, resume así cómo se vota en la favela Jardim Angela de San Pablo, incluida por la ONU en 2001 en la lista de los barrios más peligrosos del mundo, superando a los de Medellín y Cali, en tasa de asesinatos, especialmente de jóvenes. Un millón de favelados viven en la ciudad de San Pablo y 6,5 millones en todo Brasil, que ayer en primera vuelta resolvió mandar a Luiz Inácio Lula da Silva y Geraldo Alckmin para un ballottage el 29 octubre. Fue precisamente donde Lula fue a encontrarse con su gente y sus raíces, San Pablo, el que le costó el triunfo en primera vuelta al presidente brasileño. San Pablo y sus 28 millones de votantes, el primer distrito nacional, siguen rechazando a Lula, que apenas conquistó un respaldo del 35%, contra el 55% de Alckmin, ex gobernador de ese estado.

Al cierre de esta edición, con el 94% de las mesas escrutadas, Lula se imponía con el 49,06% de los votos, casi un punto por debajo de la mitad más uno necesarios para evitar una segunda ronda. El socialdemócrata Alckmin obtenía el 41,11% de los votos para asegurarse un lugar en el ballottage y la izquierdista disidente Heloisa Helena entraba en tercer lugar con el 6,87% de los votos.

Poco después de la diez de la mañana, bajo un cielo cargado de nubes, Lula, de 60 años, votó en la escuela Joao Firmino, frente a la casa donde vivió en sus años de líder sindical, en San Bernardo do Campo, cordón industrial paulista. “El pueblo brasileño tiene conciencia de lo que está haciendo hoy, tiene mucha madurez y estoy confiado en que vamos a ganar hoy”, afirmó ante un enjambre de micrófonos y cámaras. “Estoy confiado en que Brasil tiene su destino trazado, que el país tiende a continuar creciendo y la vida del pueblo continuará mejorando.”

Lo acompañaban su esposa, Marisa, y el coordinador de campaña, Marco Aurelio Garcia, designado en el cargo hace dos semanas, en reemplazo del presidente del PT, Ricardo Berzoini, al que se vinculó con un escándalo, el “dossiergate”, en el que dos petistas fueron detenidos con 1,7 millones de reales (800 mil dólares), con los que comprarían documentos probatorios de la presunta corrupción en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, socialdemócrata como el candidato Geraldo Alckmin.

Si la palabra de orden lulista fue “pueblo”, su principal opositor, Alckmin, 53 años, médico, remarcó su confianza en forzar un ballottage el 29 de octubre, cuando espera ser electo porque, dijo, “la ética vencerá a la corrupción”. Estaba junto a su esposa, en el Colegio Santo Américo de la ciudad de San Pablo. De allí viajó a Minas Gerais, segundo colegio electoral, donde se reunió con sus correligionarios Aecio Neves y José Serra. Ambos, Neves y Serra, fueron electos ayer gobernadores por amplio margen y emergen como serios postulantes para las presidenciales de 2010.

Hay un entrar y salir constante de personas en la escuela municipal Mario Ranchel, en la avenida Comendador Santana, de Jardim Angela. Por donde se mire, se ven moscas y panfletos de todas las dimensiones imaginables promocionando candidatos. Aquí tampoco se respeta la ley que prohíbe proselitismo el día de elecciones.

Tiago Nascimento, de 20 años, gorra con visera, le dice a este cronista que “aquí, pese a todo, a la mayoría le gusta votar, esa historia de ponerse las narices de payaso (una protesta muy de moda) y pedir el voto nulo no funciona, esa campaña contra el voto es cosa de boys (jóvenes ricos), aquí los manos (hermanos, compadres) no están con ésa”. 27 millones de electores brasileños tienen entre 17 y 24 años.

Lula demoró 40 segundos en emitir su voto en una de las 432.000 urnas electrónicas diseminadas en 27 estados y 5600 municipios del país. Con el tercer padrón electoral del mundo, 126 millones de electores, el sistema de votación funcionó sin mayores problemas y sólo 2348 aparatos debieron ser sustituidos. Además del voto para presidente, ayer se eligieron 27 gobernadores, 513 diputados y 27 senadores.

Los resultados de ayer confirman la endeblez territorial del PT, que no logró ganar gobernaciones en ninguno de los tres distritos donde se decide políticamente el país: San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, aunque Lula se impuso claramente en las últimas dos.

La performance petista en las disputas estaduales fue magra, pero hubo algunas sorpresas positivas. En Río Grande do Sul, que fuera el laboratorio del Foro Social Mundial, el ex gobernador Olivio Dutra logró un lugar en el ballottage contra los pronósticos que lo dejaban afuera, igual que su compañera, la candidata Julia Carepa, que disputará la gobernación del estado amazónico de Pará el 29 de octubre. En Bahía, con el cuarto mayor número de electores, el oficialismo estaba logrando una victoria histórica, con Jaques Wagner, ex ministro de Trabajo lulista. Además, triunfó el petista Binho Márquez en el estado de Acre. Por primera vez el PT gobernará el principal estado del nordeste brasileño. Sería un golpe rotundo al caudillo conservador Antonio Carlos Magalhaes, antipetista de paladar negro. Pero la dinastía Magalhaes resiste al paso del tiempo: su nieto fue elegido diputado. El PT también se impuso en los pequeños estados nordestinos de Piauí y Sergipe, irrelevantes en el cuadro nacional. Otro de los caciques nordestinos, el ex presidente Fernando Collor de Mello, fue electo senador por el estado de Alagoas luego de catorce años de ostracismo.

La votación transcurrió sin incidentes mayores en todo el país. 80 mil policías fueron desplegados en San Pablo. El sargento Luis (“no damos el apellido estando de servicio”) reconoce que se temían ataques del Primer Comando de la Capital (PCC), organización delictiva que ha ganado adeptos en las barriadas humildes, como Jardim Angela. Con él habló Página/12 frente al Bar Saldanha, donde 4 jóvenes fueron recientemente ejecutados por presuntos parapoliciales. “Alckmin es igual que los otros (candidatos), no me gusta la politiquería, pero es verdad que él fue mano dura con los delincuentes. Yo estoy con la tolerancia cero.”

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Electores de la favela Rocinha hacen cola para votar. Los sectores bajos votaron en masa a favor del presidente.
 
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