Lunes, 5 de febrero de 2007 | Hoy
EL MUNDO › SON VICTIMAS DE ATENTADOS, TIROTEOS Y CHOQUES INTERSECTARIOS
La jornada de ayer, con 40 muertos y 80 heridos, se sumó a la violencia descontrolada que sacude al país. Congresistas de EE.UU. están presionando a Bush para que no envíe más tropas.
Unas 1000 personas murieron en la última semana en Irak. Así lo anunció el Ministerio del Interior iraquí ayer después de terminar de contabilizar los más de 130 muertos y 200 heridos que dejó el atentado contra un mercado chiíta en Bagdad el sábado. Ayer fue un día con menos bajas, aunque las explosiones y los coches bomba se repitieron a lo largo de todo el país. En total, el gobierno estimó que fallecieron casi 40 personas y más de 80 resultaron heridas. En Estados Unidos, en tanto, el Congreso se preparaba para la sesión de hoy, en la que se discutirá el proyecto bipartidista para rechazar el nuevo envío de soldados a Irak propuesto por George W. Bush.
Un día después del segundo atentado más mortífero desde la invasión de 2003, Irak volvió a sufrir incontables atentados en todo el país. Esta vez las víctimas fueron mayoritariamente árabes sunnitas. El ataque más mortífero fue el del barrio capitalino de Adhamiya. Varios explosiones de mortero dejaron quince iraquíes muertos y otros 56 heridos. Los estallidos se sucedieron sin interrupciones durante media hora. En el barrio sunnita de Al Amel, un grupo de vecinos se enfrentó con miembros de la milicia chiíta, con un saldo de siete muertos y al menos once heridos. En el resto de Bagdad, la policía encontró 35 cadáveres de personas que habían sido asesinadas a tiros, maniatadas y con señales de tortura.
En el resto del país hubo varios atentados mortíferos. En genera,l los ataques más fatales son los de Bagdad. El gobierno de Nuri al
Maliki ya prometió –a los iraquíes y a Washington– que implementará en breve un plan de seguridad para la ciudad. Más de 50 mil soldados y policías iraquíes, así como 35 mil militares estadounidenses, participarían en esta operación. Sin embargo, las diferencias al interior del gobierno de unidad nacional siguen frenando su anuncio.
Sin un plan concreto para terminar con la violencia en Irak, los legisladores estadounidenses –tanto los demócratas como los republicanos–- están empezando a presionar a la Casa Blanca para que no envíe a nuevos soldados a un escenario iraquí que cada vez se parece más a una guerra civil. La nueva estrategia del presidente Bush para Irak se basa en un nuevo contingente de 21.500 militares, que en su mayoría ya llegaron al golfo Pérsico. Sin embargo, desde el Capitolio, los opositores a la guerra quieren demostrar su rechazo a este plan.
La semana pasada dos legisladores presentaron una resolución no vinculante en contra del envío de soldados. La medida no afectará lo que ya está hecho ni evitará que se complete el nuevo contingente. Los que la apoyan sostienen que deben mostrarles a los estadounidenses y al mundo que no todos piensan como Bush. También están los que podrían apoyar la resolución, aunque la critican. Algunos demócratas consideran que es necesario tomar medidas más extremas, como frenar todo el presupuesto dirigido a los esfuerzos bélicos en Irak. Esta propuesta, sin embargo, tiene pocas posibilidades de prosperar.
Los que votarán en contra, los republicanos que siguen apoyando a la Casa Blanca, están intentando convencer a la opinión pública de que sólo unido el país podrá ganar la guerra. “Una resolución no vinculante es, en mi opinión, un ejercicio político que no hace más que dañar el esfuerzo bélico”, afirmó ayer el senador Lindsey Graham. Un discurso similar tuvo ayer el senador republicano y posible presidenciable para las elecciones de 2008, John McCain. “No creo que sea apropiado decir que no aprobás una misión y que no querés financiarla, pero no tomás las medidas necesarias para impedirla”, explicó McCain. “La resolución es un voto de no confianza en la misión y las tropas que de todas maneras van a ir allá”, agregó.
Pero no todos los republicanos piensan como McCain. Para el senador Chuck Hagel la resolución es mucho más que una simple declaración política. Según Hagel, la propuesta también ofrece alternativas como la de trasladar las tropas desde las zonas de violencia sectaria a las zonas fronterizas para ofrecer integridad territorial. Lo único cierto es que todavía no se sabe cuál será el resultado de la votación hoy en el Senado. El líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, se animó a afirmar que toda la bancada apoyará la resolución. La Casa Blanca también prevé la oposición del Congreso. Sin embargo, mucho no le preocupa. “No nos frenarán”, había sostenido el vicepresidente Dick Cheney al enterarse de la resolución.
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