El Reino Unido traspasó ayer el mando de las fuerzas de la OTAN en Afganistán a Estados Unidos, que asumió el control de los cerca de 33.000 militares internacionales en medio de la preocupación por la posibilidad de que los talibanes renueven su ofensiva en un par de meses. El general estadounidense Dan McNeil asumió el mando rotativo de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en sustitución del británico David Richards. Sólo el año pasado, los enfrentamientos y ataques en Afganistán se cobraron la vida de unas 4000 personas, un millar de ellas civiles. El traspaso del mandato se produjo sólo dos horas después de que la OTAN lanzara “un ataque aéreo de precisión” en el que murió un líder talibán y uno de sus seguidores en la ciudad de Musa Qala, en la provincia meridional de Helmand. “El reto al que hace frente la población de Afganistán se puede vencer”, insistió el saliente Richards.