Lunes, 19 de febrero de 2007 | Hoy
EL MUNDO › TEL AVIV COORDINO CON WASHINGTON SU POSICION
Olmert dijo que no reconocerá al nuevo gobierno de los palestinos si no adhiere a las condiciones internacionales. La jefa de la diplomacia de Bush convoca a la reunión tripartita.
Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén
Condoleezza Rice, la secretaria de Estado estadounidense, convocará hoy a una cumbre israelo-palestina, a pesar de las repetidas señales que ha enviado el presidente George W. Bush en contra de la coalición entre Al Fatah y Hamas, acordada con el auspicio de Arabia Saudita. El primer ministro israelí Ehud Olmert le dijo ayer a su gabinete, después de haber hablado el viernes con el presidente Bush, que Estados Unidos e Israel mantenían exactamente la misma posición que antes: no aceptarán conversar con un gobierno de la Autoridad Palestina que no cumpla con las condiciones internacionales.
Los palestinos deben primero –recordó Olmert– reconocer al Estado de Israel, renunciar a la violencia y comprometerse a cumplir con los acuerdos previamente firmados por la Organización de Liberación Palestina (OLP). Pero Yasser Abed Rabbo, un importante asesor del presidente palestino Mahmud Abbas, aseguró que Rice le había advertido a éste en su reunión de ayer que el acuerdo de La Meca no cumplía con las condiciones del Cuarteto Internacional (la Unión Europea, la ONU, Estados Unidos y Rusia). “Tenemos un acuerdo con Rice de que esperarán hasta que el nuevo gobierno palestino anuncie su programa político”, aseguró Rabbo.
Mientras que los funcionarios israelíes y los estadounidenses apuestan a que esta cumbre tripartita les permita explorar la naturaleza del futuro gobierno, Abbas tiene una oportunidad de defender la nueva coalición y presentarla nada menos que como la única forma de detener la violencia interpalestina que ya causó la muerte de 24 personas en el último mes. También se espera que Abbas logre convencer a sus dos interlocutores de que la cumbre de La Meca –en la que Hamas aceptó respetar los acuerdos previos firmados por la OLP, entre los que se reconoce el Estado israelí– fue una victoria para la facción moderada de la organización islámica Hamas, y que de ahora en más será él y no el nuevo gabinete quien estará a cargo de las negociaciones con Israel.
Una fuente palestina le dijo a la agencia de noticias Reuters que Abbas le había gritado anteayer a un funcionario estadounidense que le había advertido que el boicot se mantendría si el gobierno de coalición no cumplía con las tres precondiciones. “Están poniendo toda la presión sobre mí. Tengo presiones internas también, y la presión se está haciendo insoportable. La única alternativa a este acuerdo es la guerra civil”, habría dicho el presidente palestino.
Entre los esfuerzos de todas las partes para minimizar las expectativas de un nuevo derrumbe en la cumbre de hoy en el hotel Jerusalén, la opción con más posibilidades hasta anoche era que Rice sugiriera a palestinos e israelíes que iniciaran negociaciones para construir un nuevo proceso que finalmente permita reeditar la moribunda Hoja de Ruta. Pero estas “conversaciones sobre conversaciones” –que contendrían lo que Rice describió como un horizonte de diplomacia para los palestinos– también quedarían supeditadas a que la coalición avanzara sobre las precondiciones establecidas por Israel y la comunidad internacional. Además, Olmert ha dejado en claro que la liberación de Gilad Shalit, el soldado israelí capturado por Hamas y otros militantes en junio pasado, es otra condición esencial para mejorar el clima que existe entre las dos naciones.
Un funcionario israelí predijo ayer que Olmert utilizaría la cumbre de hoy para pedirle a Abbas que explique las bases de la coalición creada semanas atrás en La Meca. “Mañana (por hoy) será la primera oportunidad para que explique por qué ha hecho un acuerdo con los extremistas”, agregó el funcionario. Aunque destacó que siguen defendiendo firmemente las tres precondiciones, también reconoció que quedaban algunas opciones para acercarse a la nueva coalición, por ejemplo la posibilidad de hablar solamente con Abbas y con otros funcionarios que no sean de Hamas. Uno de ellos sería Salam Fayad, un ex ministro de Finanzas, internacionalmente reconocido, que volvería a ocupar ese cargo.
Algunos funcionarios israelíes reconocieron que un boicot total e indefinido contra la Autoridad Palestina podría provocar un quiebre, haciendo que algunos países europeos comiencen a apoyar a Rusia y a sugerir que se le debería dar una posibilidad a la coalición palestina. Los funcionarios israelíes adelantaron que la liberación de Shalit sería una prueba muy difícil para el nuevo gobierno.
Una fuente palestina cercana a Abbas sugirió ayer que el presidente ahora considera que el rol principal de la coalición es evitar el conflicto interpalestino, en vez de asegurar simplemente el final del bloqueo financiero. Otro funcionario palestino aseguró que no es lo mismo que todo el gobierno de Hamas rechace al Estado de Israel y que sólo lo haga un pequeño grupo de ministros del nuevo gobierno. Esta diferencia le permitiría a Abbas algún tipo de flexibilidad a la hora de negociar. Sin embargo, según el acuerdo de La Meca, Hamas conservará el cargo de premier y una mayoría dentro del Consejo Legislativo Palestino.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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