Martes, 20 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE NORTEAMERICANO SIGUE DICIENDO QUE SE TIENE FE PARA GANAR LA GUERRA
El presidente de Estados Unidos, ignorando el clamor popular para poner fin a la guerra, pidió un poco más de tiempo para su nueva estrategia en Irak que, según él, empieza a mostrar resultados. Pidió que le tuvieran fe al nuevo general que designó y dijo que hay que resistir la “tentación” de retirar las tropas del frente de guerra.
Por Antonio Caño *
Desde Washington
El presidente estadounidense, George W. Bush, el principal responsable de la guerra de Irak y, cuatro años después, uno de los pocos que aún la considera ganable, pidió ayer paciencia a los ciudadanos para que sigan soportando meses difíciles, prudencia a los legisladores para no forzar una retirada precipitada y confianza a todos en que su nueva estrategia, que incluye el envío de otros 21.000 soldados, alcanzará, finalmente, el éxito.
En un discurso al país con motivo del inicio del quinto año de guerra, Bush pidió primero, y a pesar de las casi 3200 vidas de sus compatriotas que ya se han perdido, paciencia: “Nuestra nueva estrategia se encuentra sólo en sus primeras etapas; llevará meses, no días ni semanas, obtener resultados. Hace falta más tiempo; tendremos días buenos y días malos”.
Segundo, prudencia: “Es tentadora la posibilidad de querer irse a casa. Eso podría satisfacernos a corto plazo, pero las consecuencias pueden ser devastadoras. Si nos vamos, la violencia se extenderá a toda la región, y los terroristas harán de Irak un nuevo Afganistán. Y entonces estaremos en riesgo de vivir otro 11S”.
Por último, confianza: “Cuatro años después del inicio de la guerra, creo que podemos ganarla. Se han visto algunos avances, los iraquíes han votado, estamos empezando a asegurar la capital, el gobierno está tomando control de más zonas del país cada día. El general Petraeus (David Petraeus, jefe militar en Irak desde el mes pasado) confía en sacar adelante el reto más grande de sus 30 años de carrera”.
Frente a las palabras de Bush, una nación ya aturdida por los ecos de Vietnam cuenta los días para que esta pesadilla acabe. Sólo un 32% sigue creyendo en esta guerra, según una encuesta publicada ayer por la cadena CNN. Un 65% considera que la mejor opción es la retirada. Ese estado de ánimo se ha visto sólo parcialmente reflejado este fin de semana en manifestaciones contra la guerra en las principales ciudades norteamericanas. Pero su resonancia mayor se siente en el Capitolio, donde los congresistas avanzan en una vía de presión legislativa contra la política de la Casa Blanca que podría llegar hasta el congelamiento de fondos para la guerra.
Ya la semana pasada un comité de la Cámara de Representantes que estudiaba el presupuesto de emergencia para Irak introdujo como condición para su aprobación la del inicio obligatorio de la retirada en septiembre de 2008.
Es una pequeña etapa de un complejo proceso legislativo, pero es un claro mensaje de que Bush tendrá que manejar en adelante esta guerra de forma más consensuada con la opocisión.
El senador demócrata Joseph Biden advirtió ayer que “la estrategia conducida hasta ahora ha fracasado claramente”, mientras que el senador Barak Obama aseguró que “es hora de que las tropas vuelvan a casa”. El senador republicano Chuck Hagel, veterano de Vietnam, denunció: “Esta administración ha ignorado cada pregunta que le hemos hecho. Se nos aseguró que ellos sabían lo que estaban haciendo. Lo mismo nos dijeron en Vietnam. El mismo error”.
Otro veterano de Vietnam, el también senador republicano John McCain, es uno de los más convencidos partidarios de la nueva estrategia de la Casa Blanca, y ayer pidió nuevamente que se le diera una oportunidad. “Irak es duro –dijo–, difícil, frustrante, deprimente. Esta guerra ha sido muy mal planificada, pero ahora tenemos una nueva estrategia y un nuevo general al frente, y creo sinceramente que vamos a triunfar.”
Esa nueva estrategia sólo podrá ser plenamente ejecutada una vez que todas las tropas de refuerzo estén ya operativas, lo que no ocurrirá antes de mayo. Pero, puestos a entender el optimismo de McCain, algunas de las ideas del general Petraeus ya se están poniendo en marcha con relativo éxito.
Casi la mitad de las 45 estaciones permanentes de seguridad que tienen que establecerse en los barrios más conflictivos de Bagdad ya han sido instaladas. El ejército iraquí entrenado por los norteamericanos ha crecido de 13 a 22 batallones –unos 15.000 soldados–, y en un par de semanas se han localizado y destruido varios centros de almacenamiento de armas y explosivos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12
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