El gobierno de Michelle Bachelet ya tiene un plan para salir de la crisis provocada por el fracaso de Transantiago, el nuevo sistema de transporte de la capital chilena. Presionado por las protestas de los usuarios y de otros sectores como los estudiantes secundarios y universitarios, el nuevo ministro de Transporte, René Cortázar, tardó menos de diez días en presentar una solución al conflicto que le costó la cabeza a su antecesor, Sergio Espejo. Habrá mil colectivos más, nuevos recorridos, 2700 paradas techadas y una renegociación de todos los contratos entre el Estado y las empresas de transportes. El atractivo de la propuesta es que todas las reformas serán asumidas en principio por el Estado, lo que permitirá mantener el precio del boleto.

En total, el plan costará unos 34 millones de dólares. El ministro de Economía, Andrés Velasco, ya anunció que contrataron 500 colectivos, que serán renovados mes a mes, en principio hasta finales de agosto. El resto de los colectivos se irá sumando hacia fin de mes, hasta llegar a los 6400 micros, una cifra mayor de la que proponía el diseño original del gobierno de Ricardo Lagos. Cortázar también se comprometió a que en diez días estén listos los nuevos recorridos. Propuso crear un centro de control para toda la flota de micros y la incorporación temporaria de varios colectivos express para descongestionar el subte.

El otro gran eje del plan de Cortázar es la renegociación de los contratos con las empresas dueñas de los colectivos. El ministro explicó que es necesario modificar el sistema de incentivos, que calificó como perverso. Los contratos actuales garantizan a los operadores privados ganancias en los primeros tres meses, pago que Cortázar intentará cortar lo antes posible. Los empresarios por supuesto no están muy contentos y ya presentaron dos alternativas posibles. La primera es una compensación vía aumento del boleto, algo que el gobierno ya rechazó. La segunda es cobrar según el número de kilómetros recorridos, lo que permitiría, según los operadores, extender los recorridos a los suburbios sin que los empresarios asuman todos los costos.

A pesar de las expectativas que creó el anuncio, el gobierno de Bachelet sabe que ya no tiene margen para errores. Ayer unos dos mil estudiantes secundarios y universitarios tomaron nuevamente las calles de Santiago para protestar contra el deficiente sistema de transporte. La movilización fue en su mayoría pacífica. Sin embargo, cuando un grupo llegó al Ministerio de Transporte comenzaron los enfrentamientos con los cientos de carabineros que los estaban custodiando. En total hubo 109 estudiantes detenidos y un carabinero levemente herido. A pesar de los incidentes, algunos dirigentes estudiantiles lograron ser recibidos por el ministro Cortázar. Uno de ellos, Giorgio Boccardo, el presidente de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile, le advirtió a Cortázar que su plan de reformas es sólo un primer paso y de ninguna manera la solución a la crisis. Los estudiantes pidieron una mayor participación ciudadana en los diseños de las políticas públicas, como la de Transantiago.