EL MUNDO
Cómo encerrar al Tío Sam en el laberinto de Bagdad
Para contrarrestar una invasión estadounidense, Saddam Hussein estaría pensando en concentrar la guerra en las ciudades y causar muchas bajas civiles.
Por Brian Whitaker
Desde Londres
Saddam Hussein ha ordenado a sus comandantes regionales prepararse para la guerra urbana si fuerzas norteamericanas invaden Irak, de acuerdo con informaciones recibidas por la inteligencia estadounidense. El plan iraquí evitaría combates de desiertos como los que se probaron desastrosos en la guerra de 1991 por Kuwait, pero maximizaría las bajas entre las tropas norteamericanas y los civiles iraquíes. Las afirmaciones sobre estas directivas estratégicas, que se publicaron ayer en Los Angeles Times, se originan en desertores y grupos opositores iraníes que pasaron la información a Estados Unidos. Aunque la reunión de instrucciones no puede confirmarse, su supuesto contenido coincide con los puntos de vista de analistas independientes sobre la probable estrategia iraquí.
Irak no tiene una fuerza aérea importante y sus más de 2000 tanques de batalla serían vulnerables a los ataques aéreos estadounidenses. Pero en términos de poder humano tiene más de 400.000 soldados en actividad y tal vez un número semejante en la reserva. Concentrar sus tropas en las ciudades obligaría a Estados Unidos a atacar grandes centros de población. Esto aumentaría el riesgo de bajas civiles, por las que la opinión mundial probablemente culparía más a los norteamericanos que a Saddam. Para el régimen, esto también significaría disponer de grandes cantidades de tropas para contener cualquier insurrección civil. En última instancia, Irak cree que esta estrategia llevaría a Estados Unidos a combates callejeros, lo que resultaría en bajas norteamericanas mucho más altas que las ocurridas en guerras recientes.
“Es perfectamente comprensible, perfectamente lógico para Irak concentrarse en sus ciudades”, dice Daniel Neep, del Royal United Services Institute de Londres. Neep agregó que también sería “enteramente probable” que Irán usara deliberadamente a sus civiles como escudos humanos para blancos específicos que puedan ser apuntados por Estados Unidos. Irak adoptó esta táctica con extranjeros en sus preparativos para la guerra de 1991 y luego, durante las confrontaciones sobre los inspectores de armas, llevó a miles de civiles iraquíes dentro de los palacios presidenciales para protegerlos de ataques aéreos.
“Los combates callejeros y la concentración en la guerra urbana son la mejor de un manojo de malas opciones para Saddam Hussein, dice Dominic Simpson, el jefe para Medio Oriente de la consultora de seguridad Kroll. Simpson agrega que un alto número de bajas civiles puede ser un problema para Occidente. “Una de las muy pocas cartas que Saddam tiene para jugar es la de propaganda, para poner en cuestión la legitimidad moral de la campaña occidental.” Pero Simpson cuestiona la noción de que la estrategia de guerra urbana de Irak resultará en efecto en que las tropas norteamericanas se vean empantanadas, y combatan hasta el centro de Bagdad calle por calle. “Mi sospecha es que derrocar a Saddam no va a ser tan difícil –sostuvo–. Una vez que lleguen los norteamericanos, creo que va a ser comparativamente rápido. Pero no será lindo.”
Los analistas no están de acuerdo respecto de la cantidad de fuerzas iraquíes de las que puede esperarse que se rindan o huyan una vez que hayan empezado los ataques. De acuerdo con Neep, se puede esperar algunas deserciones del ejército regular, pero no de las unidades de elite o de los generales. “Saddam no es la totalidad del régimen –dice–; hay mucha más gente que él. La Guardia Republicana, una fuerza especial, tiene unos 25.000 hombres, lo que es suficiente para hacer que Bagdad sea dura (para Estados Unidos). Son extremadamente leales y dedicadas, y caerían junto a Saddam.”
Los Angeles Times describió ayer al combate urbano como uno de los escenarios más desafiantes que enfrentan los planificadores militares de EE.UU. “Bagdad es particular, es una ciudad muy grande y complicada, donde las fuerzas de Hussein tendrían ventajas importantes”, dice, señalando que los blancos militares en Bagdad están distribuidos en medio de unapoblación cercana a los 5 millones de habitantes, con un elaborado laberinto de bunkers subterráneos y rutas de escape. “Los soldados norteamericanos probablemente deberían tener que penetrar las calles de Bagdad usando ropas contra armas químicas y cargando equipos especiales”, agrega el diario.