EL MUNDO › EL OPERATIVO EN RIO SE MANTIENE TRAS LOS JUEGOS

La medalla a la seguridad

Los Juegos Panamericanos terminaron en Río de Janeiro, pero el megaoperativo de seguridad que lo acompañó se quedará en la ex capital brasileña. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció ayer que la ciudad carioca se quedará con el 75 por ciento del gigantesco operativo, que incluye fuerzas federales. “Río de Janeiro ya ganó una medalla de oro por la organización, por la tranquilidad con que se desarrollaron los Panamericanos”, aseguró el mandatario. “La ciudad va a ganar una segunda medalla de oro, que es quedarse con todo este aparato de cosas que fueron armadas para que el evento pudiese ser realizado”, agregó. Durante las dos semanas que duraron los Juegos Panamericanos, la capital tuvo un contingente extra de 18 mil agentes de seguridad.

El gobernador de Río de Janeiro, el lulista Sergio Cabral, ya había pedido ayuda federal antes de los Juegos Panamericanos. Los brotes de violencia en las favelas y el poder creciente del crimen organizado para atacar en cualquier lugar en cualquier momento habían dejado al descubierto la precaria situación de seguridad del estado y, especialmente, de su capital. Lula, que había sido ignorado por el gobierno estadual de San Pablo cuando estallaron los atentados de los comandos narco el año pasado, se mostró más que ansioso en prestar ayuda. “El 75 por ciento de la inteligencia, de los aviones, de los patrulleros que hicieron parte del esquema, permanecerán operando en la ciudad”, aseguró el mandatario desde su programa de radio semanal. Además de esta oferta, el gobernador Cabral ya había anunciado durante la mañana que hoy pediría formalmente la permanencia de los agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo considerado de elite dentro de la policía federal.

Superadas algunas trabas judiciales, el gobierno central envió en enero pasado un primer contingente de la Fuerza Nacional de Seguridad, formada por policías militares y bomberos de varios estados brasileños. Su misión era resguardar las fronteras estaduales y controlar el tráfico de armas y de drogas. A fines del mes de junio fue enviado el segundo y último contingente. Ese nuevo grupo de policías estaba destinado, exclusivamente, a la seguridad de los Juegos Panamericanos.

Paralelamente, más de mil policías cariocas realizaban una de las ofensivas más importantes contra una favela. Sin escatimar en armamento ni violencia, entraron y ocuparon el llamado Complejo Alemán, que nuclea a once favelas. Días después, tras varios muertos, los policías lograron hacer retroceder a los comandos que controlaban las barriadas. Esta “victoria” militar fue seguida por una iniciativa de tinte más social. Por primera vez, el presidente Lula anunció un megaplan de inversiones para recuperar los espacios que le había dejado el Estado brasileño al crimen organizado. Además de varios millones de dólares, el gobierno prometió ocuparse de reactivar programas sociales y educativos para “recuperar” las favelas.

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