EL MUNDO
Se levanta el telón para un drama judicial donde el espectador decide
Israel comenzó ayer el procesamiento público del jefe palestino Marwan Barghuti. Se trata de una apuesta fuerte, ya que Barghuti usará el tribunal como plataforma de propaganda contra la política israelí.
Por Jonathan Steele *
Desde Tel Aviv
Esposado y con un uniforme carcelario marrón, pero con aspecto enérgico y con el espíritu en alto, el más famoso detenido palestino de Israel, Marwan Barghuti, hizo su primera aparición pública ayer desde que fuera arrestado cerca de Ramalá, en abril. Cámaras, reporteros y agentes de seguridad se apretujaban en la sala del pequeño tribunal antes que el juez entrara, mientras Barghuti gritaba que la Intifada sería un éxito. Miembro del Consejo Legislativo Palestino con una historia de contactos con los israelíes moderados y miembros del movimiento de paz, está acusado de una serie de delitos, que van desde el asesinato y el intento de asesinato hasta el terrorismo. La acusación cita 37 ataques que mataron a 26 personas e hirieron a muchos civiles israelíes. El proceso dio comienzo mientras Israel mataba en un operativo a Nasser Jarrar, de 44 años, líder del ala militar de Hamas en Jenin, Cisjordania.
Los partidarios de Barghuti dicen que el juicio está dirigido a desacreditarlo a él y al líder palestino, Yasser Arafat, al mostrar que ayudaron a organizar a los terroristas suicidas detrás de una máscara de no violencia. Si la acusación logra su objetivo, fortalecerá la posición del gobierno israelí en el sentido de que no se debe mantener ninguna negociación seria de paz con Arafat. La fiscalía dice que las tropas que ocuparon los cuarteles de Arafat en Ramalá en abril descubrieron documentos que relacionaban a Barghuti y a Arafat con ataques terroristas y terroristas suicidas durante los dos años de la Intifada. Los acusadores tienen pensado llamar a dos de los lugartenientes de Barghuti, Nasr Aweis y Nasr Abu Hamid, que también están en prisión, como testigos. A Barghuti se le pidió que no declarara durante la sesión de apertura de 15 minutos de ayer y sus abogados sostuvieron que las cortes israelíes no tenían autoridad para juzgarlo, pero en cuanto comenzó el proceso pidió ser escuchado. “¿Cuándo puedo hablar? ¿Cuándo puedo hablar?”, imploró. “Usted no puede hablar ahora. Tiene excelentes abogados. Cuando llegue el momento, podrá hablar”, contestó el juez Zvi Gurfinkel. El proceso fue levantado hasta el 5 de septiembre.
La popularidad de Barghuti ha aumentado desde que fue encarcelado y la mayoría de las encuestas de opinión en los territorios ocupados lo ubican segundo después de Yasser Arafat, que es una generación mayor. Superó a Sheikh Ahmed Yassin, el líder de Hamas, que salía segundo. Este será uno de los juicios políticos más importantes en la historia de Israel. El Estado sostendrá que es un proceso puramente criminal. Barghuti y sus abogados tratarán de poner a Israel en el banquillo de los acusados. “Esta es una oportunidad ideal para juzgar a la ocupación israelí por todos los crímenes cometidos contra el pueblo palestino”, dijo Khadir Shkirat, uno de los abogados defensores.
El fiscal general, Elyakim Rubinstein, corre un riesgo al elegir que el juicio se lleve a cabo en un juzgado civil en lugar de una corte militar, donde la prensa y el público no hubieran tenido acceso. El tiro le puede salir por la culata si la evidencia del Estado es frágil o si Barghuti puede presentarse como un mártir que ha sido torturado en prisión, en cuyo caso el juicio podría convertirse en un alegato contra las tácticas israelíes en Cisjordania. “Más vale que tengan la evidencia para sentenciarlo. Si no, el gobierno israelí estará en graves problemas. La parte acusadora no puede ocultarse detrás de la seguridad del Estado y revelar la evidencia solamente al juez”, dijo Avishai Margalit, un importante analista de la política de Israel. Los partidarios de Barghuti han abierto una website (freebarghuti.org), donde declaran que su arresto fue un secuestro y su transferencia a una cárcel en Israel, ilegal. Bajo los acuerdos de Oslo, los procesos judiciales en al “Area A” de Cisjordania, que incluye Ramalá, la ciudad natal de Barghuti, fueron transferidos a la Autoridad Palestina.
Nacido en 1959, Barghuti se unió a Fatah, el mayor de los movimientos nacionales seculares palestinos, cuando tenía 15 años. Estuvo encarcelado durante cuatro años desde 1978 por ser miembro de una organización entonces prohibida. Se convirtió en secretario general de Fatah en Cisjordania en 1994 y fue electo al Consejo Legislativo dos años más tarde. Israel dice que se convirtió en jefe del ala militar de Fatah, la brigada de los Mártires de al-Aqsa. Las autoridades israelíes sostienen que cuando comenzaron los ataques suicidas, primero Barghuti los defendió y luego se dedicó a reunir fondos para ellos y a orquestarlos.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.