El mando militar estadounidense que dirige las operaciones en Irak ya está planeando un reordenamiento de las tropas desplegadas para evitar un nuevo día sangriento como el del martes pasado, en el que al menos 220 personas murieron –algunas fuentes hablaban ya de 500– y más de 400 resultaron heridas en distintos combates y atentados por todo el país.

Según publicó el diario Los Angeles Times, el general David Petraeus, jefe de las fuerzas norteamericanas en ese país, propondrá un repliegue de sus hombres en las aéreas donde la seguridad ha mejorado. Una de ellas sería la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak. Esa zona era considerada una de las más inestables el año pasado, pero según el matutino los jefes de las tribus sunnitas que controlan la provincia habrían comenzado a colaborar con los estadounidenses. “La reducción del número de tropas en Al Anbar también eliminaría la necesidad de pedir más fuerzas para el control de las áreas en torno de Bagdad”, explicó el diario.

La capital iraquí es la región que concentra la mayor cantidad de tropas extranjeras y locales, pero al mismo tiempo es una de las zonas más violentas e inseguras del país. Otra zona que se vería reforzada con este reagrupamiento de las tropas norteamericanas sería la ciudad de Mosul, en el norte iraquí. Allí fue donde se registró el mayor número de muertos el martes pasado y es uno de los focos de insurgencia que ni el gobierno iraquí ni sus aliados extranjeros han podido contener. Según los analistas estadounidenses, las nuevas operaciones militares han forzado a los insurgentes a replegarse hacia el norte del país. La multiplicidad de los atentados hacen pensar en la marca de Al Qaida.