Sábado, 8 de septiembre de 2007 | Hoy
Ronnie Flanagan, inspector general de la policía británica, habla de las tácticas antiterroristas en Gran Bretaña, el asesinato de Charles De Menezes y la situación en Irak.
Por Mercedes López San Miguel
Ronnie Flanagan es el inspector general de las fuerzas policiales británicas y el principal asesor profesional del Home Secretary en asuntos policiales. En su paso por Buenos Aires, habló con Página/12 de la muerte por error del brasileño Charles De Menezes, el talón de Aquiles de la política antiterrorista impulsada por el gobierno de Tony Blair. Según Flanagan, “esa trágica muerte hay que entenderla en el contexto en que sucedió”.
–Después de los ataques del 7 de julio de 2005, la policía comenzó a tener tácticas especiales en la lucha antiterrorista, como portar armas. ¿Por qué?
–En Gran Bretaña la posición es que los agentes de policía sigan sin portar armas, pero cada vez más hay entrenamiento especial para enfrentar la amenaza terrorista. Hay más policías en las calles, especialmente cuidando embajadas, pero además el policía tradicional sigue vigente, pero cuando se enfrenta a un incidente armado se llama a los policías especiales que llevan armas. La policía debe estar preparada para enfrentar la amenaza terrorista y sólo puede estar en las mejores condiciones si la gente trabaja codo a codo y está alerta.
–Las leyes se han endurecido tras los ataques y son criticadas porque atentan contra los derechos civiles.
–La ley determinó alargar el período en que una persona está detenida y es investigada. La detención de un sospechoso terrorista tiene que estar aprobada por un cuerpo judicial y está sujeta a sucesivas revisiones. El gobierno (de Tony Blair) había pedido una extensión del tiempo de arresto de 90 días, pero tras un largo debate el Parlamento aprobó que fueran 28 días. La necesidad de aumentar los días es porque el terrorismo es muy sofisticado y se necesita seguir por un lado la huella del dinero –movimientos de fondos bancarios– y hay un trabajo de computación, de revisar discos. Si al sospechoso se lo libera demasiado rápido, no se alcanza a hacer el rastreo.
–¿Esto les sucede a los extranjeros?
–Tanto a ciudadanos británicos como extranjeros.
–Con más policías en las calles y una nueva legislación, existe el riesgo de que se habilite una “licencia para matar” a sospechosos terroristas.
–Eso no existe en el Reino Unido.
–¿En dónde inscribe el caso del brasileño Charles De Menezes?
–El caso De Menezes fue una tragedia: un hombre inocente resultó muerto. Pero debe recordar el contexto en que sucedió. Dos semanas antes habían ocurrido los atentados en Londres –7 de julio– y la policía seguía la pista de otros cuatro artefactos explosivos. Había un objetivo bajo vigilancia de la policía y a partir de ahí se produce el error trágico de confundir a De Menezes. La investigación del caso fue a la fiscalía pública. Esta determinó que los oficiales que estuvieron a cargo del operativo no eran culpables, pero que había que hacer un juicio en contra del departamento de policía. El acusado es el departamento de policía por lo que se llaman leyes de Seguridad e Higiene. No fue una investigación hecha por la policía: un ente independiente y civil se ocupó.
–¿Por qué no fue hallado culpable Ian Blair, la cara visible de los errores cometidos?
–¿Por qué habría de hallarse culpable? El es el jefe de la policía metropolitana.
–¿Entonces quién es responsable?
–Ser responsable de la muerte de alguien en un sentido no jurídico no es lo mismo que ser responsable criminalmente. Obviamente hay lecciones que aprender y las lecciones fueron aprendidas. De todos modos, nadie minimiza lo que sucedió. Lo que se vio en la investigación es que la policía había tenido un muy buen trabajo de servicio comunitario. La fiscalía llegó a la conclusión de que no había cargos penales que formular a nadie. De todas formas, hubo algo que salió terriblemente mal. Si uno analiza lo que ocurrió en un hecho tan trágico tiene que advertir que en cierto nivel el que tiró del gatillo es responsable de su muerte. Pero si se lo ubica en el contexto, insisto, en que la policía no estaba ahí por casualidad, sino que hizo posteriormente arrestos en el mismo edificio de donde De Menezes salió.
–El contexto no puede justificar ocho balazos a quemarropa.
–Podés creer lo que quieras, pero no creo que tengas un conocimiento profundo de lo que sucedió en ese momento.
–¿Qué consejo se le puede dar a la policía iraquí, ya que su país está implicado?
–Es una situación muy difícil para la policía iraquí. He tenido la oportunidad de estar varias veces en Irak, tratando de asesorar para que esas fuerzas tengan más autosuficiencia. En mi opinión, la policía iraquí necesita apoyo militar. Una de mis recomendaciones es que ese apoyo se lo brinde el ejército iraquí en lugar del ejército británico. Estamos hablando del sector al sudeste comprendido por cuatro provincias en la frontera con Irán. Este es el sector en el que estuve involucrado. Basora es la única a la que no se le transfirió aún el control.
–¿Para qué necesita más que apoyo militar?
–Una de las tareas importantes es capacitar a las fuerzas iraquíes en la protección de los derechos humanos.
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