Polonia celebrará elecciones anticipadas posiblemente el próximo 21 de octubre, aunque el primer ministro, Jaroslaw Kaczynski, todavía no ha decidido la fecha definitiva. El Parlamento polaco tomó ayer la decisión de disolverse y adelantar los comicios para poner así fin a la crisis política que vive el país desde que se rompió la coalición que apoyaba al Ejecutivo de los Kaczynski. La formación oficialista queda en minoría parlamentaria sólo dos años después de su victoria en las últimas elecciones.

Votaron a favor de la disolución los conservadores de Ley y Justicia (el partido de los gemelos Kaczynski), los liberales de Plataforma Ciudadana (PO), la Alianza de Izquierda (SLD) y el Partido Campesino (PSL). El resultado de la votación fue de 377 votos a favor de los 460 diputados que integran la cámara, una mayoría muy por encima de los 307 necesarios para que prosperase esta medida. Las últimas encuestas prevén que los Kaczynski volverán a ganar las elecciones, aunque por un escasísimo margen, lo que impedirá una mayoría absoluta y serían necesarios pactos para gobernar, tal y como sucedió en la última Legislatura. Y es que, Ley y Justicia parece haberse reforzado entre sus votantes tras los últimos escándalos y la detención del ex ministro de Interior Janusz Kaczmarek.

Para los gemelos Kaczynski, esa detención es prueba evidente de su cruzada contra la corrupción, una de sus principales promesas electorales. Lo cierto es que los hermanos Kaczynski parecen inmunes a cualquier crítica, incluso a las que provienen de la UE, donde no son vistos con buenos ojos por sus posturas contra la homosexualidad, sus reticencias a firmar el tratado europeo y, recientemente, por negarse a celebrar el día europeo contra la pena de muerte.

Tampoco las recientes acusaciones de que el gobierno usó los servicios secretos para espiar a políticos de la oposición y a periodistas fueron suficientes para hacer tambalear la popularidad de los Kaczynski. Los gemelos cuentan con una masa fiel de votantes y se escudan detrás de la buena marcha de la economía y el descenso del desempleo como principales éxitos de su gestión. Si, como indican los sondeos, tras las próximas elecciones son necesarios pactos para gobernar, el panorama político en Polonia estará completamente abierto. Todos los analistas coinciden en que ya no será posible reeditar la coalición que sustentó al gobierno durante esta Legislatura.

La experiencia de los pactos no ha sido buena para los hermanos Kaczynski, después de que la coalición que formaron con los radicales de Autodefensa y los católicos ultra de Liga Polaca de las familias apenas haya sobrevivido algo más de un año, sumida en una pesadilla de continuos escándalos y enfrentamientos entre los gemelos y sus socios.

La crisis se precipitó en julio, cuando Andrzej Lepper, líder de Autodefensa y hasta entonces viceprimer ministro en el Ejecutivo de los Kaczynski, fuera expulsado del gobierno por los dos hermanos, que lo vincularon con un escándalo de recalificación de terrenos agrarios para la edificación de un complejo turístico. Con su marcha se disolvió la coalición y dejó a Ley y Justicia en minoría parlamentaria y sin posibles socios para gobernar, por lo que la salida más lógica a esta crisis política era la celebración de elecciones anticipadas, tal y como acordó ayer el Parlamento polaco.