Varios atentados y el bombardeo de un helicóptero de Estados Unidos provocaron ayer cerca de 67 muertos y 89 heridos en Irak. La confianza que mostró el presidente iraquí, Nuri al Maliki, en la Asamblea de la ONU, contrastó ayer con la jornada sangrienta que se produjo en medio de temores de que Al Qaida haya lanzado la nueva ofensiva que prometió días atrás.

“Hubo un aumento de la violencia en los últimos días, por lo que hay que mantener la presión sobre los grupos extremistas”, dijo en Bagdad el vocero del ejército estadounidense, general Kevin Bergner, en un día teñido de rojo. De la media docena de ataques terroristas, el más brutal sucedió ayer por la tarde en un doble atentado con coche bomba en una zona comercial del sudoeste de la capital.

Tras la explosión en el barrio de Al Biaa, de mayoría chiíta, 32 personas perdieron la vida, entre ellas mujeres y niños, y otras 28 resultaron heridas. “Dos enormes explosiones hicieron temblar la zona. Los cristales de mi casa quedaron hecho añicos y cuando salí de casa para ver lo que sucedía, vi a numerosas personas tiradas en el suelo y trozos de cuerpos desperdigados a causa de la explosión”, dijo un testigo.

En otro suceso trágico ocurrido horas antes, otro camión bomba explotó en un poblado sunnita en el norte del país dejando diez muertos y nueve heridos. El vehículo, conducido por un suicida, se estrelló contra la casa del jeque Kanaan, jefe de la tribu mawali, situada en el pueblo de Um al Ziban, 110 kilómetros al sudoeste de Mosul.

Por otra parte, un suicida al volante de un camión bomba chocó contra un edificio en construcción en el sur de Mosul provocando la muerte de tres personas y 47 heridos. Además cuatro personas fallecieron por el estallido de otros dos coches bomba al paso de un vehículo militar iraquí en el este del municipio y de un coche de la policía en el barrio de Al Alam, en el sur de la ciudad. En Al Shurqat, a 110 kilómetros al norte de Tikrit, al menos siete personas murieron, entre ellas dos policías, y cinco resultaron heridas graves por la explosión casi simultánea de dos vehículos cargados de explosivos.

En tanto, un helicóptero estadounidense bombardeó la localidad de mayoría chiíta de Musayib en el sur del país, causando la muerte de cinco mujeres y cuatro niños de la misma familia.