Lunes, 1 de octubre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › EL ENVIADO SE REUNIO CON LA LIDER OPOSITORA
La junta militar de Birmania no quiere dar la cara. El enviado especial de Naciones Unidas, Ibrahim Gambari, se reunió ayer con la líder opositora Aung San Suu Kyi, pero no pudo ver al jefe del gobierno de Myanmar –como los militares han apodado al país–. En cambio, el miembro de la ONU sí pudo juntarse con algunos ministros de la junta. Pese a que las protestas continúan, la junta recuperó el control de las calles y bloqueó Internet luego de asesinar a 200 manifestantes y apresar a mil en los últimos días, según grupos disidentes. En tanto, empresarios alemanes criticaron las sanciones comerciales adoptadas por Estados Unidos contra el gobierno de Birmania.
Gambari se encuentra desde ayer en la ex colonia inglesa con el propósito de facilitar un diálogo entre las partes y atenuar la feroz represión desatada por el régimen militar ante las protestas. El enviado pudo reunirse tras una autorización del régimen militar con la activista demócrata bajo arresto domiciliario. La líder de la Liga Nacional por la Democracia (LND) y Premio Nobel de la Paz, Kyi, se encontraba en una dependencia estatal que fue habilitada para el nigeriano cerca de la residencia de ella, informó la agencia de noticias Kyodo. Sin embargo, el contenido de sus conversaciones, que duraron más de una hora, no fue conocido.
En tanto, el enviado de la ONU aún no ha podido encontrarse con el líder de la Junta Militar, el general Than Shwe, ni con su segundo, el general Maung Aye, objetivo crucial en sus intentos por desactivar la grave crisis del país. Pero un comunicado del organismo internacional indicó que Gambari sí pudo entrevistarse con el viceministro de Asuntos Exteriores y con los ministros de Información y Cultura.
Tras entrevistarse con la líder de LND, Gambari regresó a la capital para transmitir –en su eventual encuentro con las máximas autoridades del país– un mensaje de la propia Suu Kyi al jefe de la Junta. Por otra parte, ayer llegó a Birmania un enviado del gobierno de Japón para exigir una investigación en torno de la muerte de Kenji Nagai, el reportero de ese país asesinado durante los hechos del jueves pasado.
Ayer los soldados hacían guardia frente a las pagodas doradas y las principales calles de la ciudad, días después de que se vieran abarrotadas de decenas de miles de manifestantes. Además, este fin de semana la antigua capital birmana habría recibido un contingente adicional de 20 mil efectivos, en un intento del régimen militar de profundizar el control sobre las manifestaciones, tras recuperar el control de las calles de la ciudad.
Asimismo, el gobierno bloqueó ayer el acceso a Internet, una de las principales herramientas que usa la oposición para difundir la rebelión popular, tras la movilización de miles de personas en Rangún y Mandalay.
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