EL MUNDO › UN DIA DE PEREGRINAJE PARA EL JEFE DE LA CASA BLANCA
Bush: “No somos invulnerables”
Ultravigilado por cazas F-16 y aviones de vigilancia AWACS, con su vicepresidente Dick Cheney refugiado en algún bunker secreto, el presidente norteamericano George Bush inició ayer la recorrida por los lugares de los atentados en el Pentágono, siguió en Shanksville, Pennsylvania (donde se estrelló el cuarto avión que supuestamente buscaba un objetivo en Washington), y terminó en Nueva York. Primero Bush asistió al lugar donde estaban las Torres Gemelas y después pronunció un discurso a la nación desde un sitio harto simbólico: Ellis Island, donde se erige la Estatua de la Libertad. Un avión de American Airlines que volaba hacia Dallas fue obligado a aterrizar en Houston, “por un incidente de seguridad”. Otro avión fue desviado hacia un aeropuerto de Arkansas por la actitud sospechosa de algunos pasajeros. Las autoridades de tráfico aéreo ordenaron a los aviones no volar a menos de 1000 metros de altura cerca de lugares de concentración de gente. “No somos invulnerables”, declaró Bush en un pasaje de sus múltiples discursos.
“El asesinato de inocentes no puede ser explicado, sólo soportado. Y si bien murieron trágicamente, no murieron en vano”, dijo Bush. “Hoy recordamos cada vida, volvemos a consagrar a este símbolo de orgullo y renovamos nuestro compromiso de ganar la guerra que comenzó aquí”, señaló desde un púlpito, ante 13.500 personas, frente al Pentágono. Junto a varios presidentes, miembros de su gabinete, del Congreso, funcionarios del Departamento de Defensa y familiares de las víctimas del atentado, el presidente norteamericano señaló que “los terroristas que esperaban desmoralizar a nuestro país eligiendo este objetivo fracasaron. Pero todavía queda mucho por hacer”. Luego le cedió el micrófono al jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. “Estamos aquí para honrar a aquellos que murieron en este sitio y para volver a consagrarnos a la causa por la cual ellos dieron su vida, la causa de la libertad humana”, dijo. Finalmente, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Richard Myers, homenajeó a quienes restauraron la fachada de 800 metros destrozada por el ataque. “Más que reparar nuestros muros, ustedes repararon nuestras almas.”
Bush subió luego a su hipervigilado helicóptero y aterrizó en Shanksville, donde cayó el avión que no alcanzó su objetivo porque sus pasajeros se enfrentaron con los secuestradores. Allí siguieron las ceremonias y más tarde fue el turno de Nueva York. Primero fue al sitio donde estaban, hace un año, las Torres Gemelas, y estrechó cientos de manos y saludó a una gran cantidad de personas. Ya en la noche, desde la Ellis Island, dio su discurso a la nación, acompañado de todo su gabinete y de las autoridades de la ciudad y el estado de Nueva York.
“Para esos que perdieron seres queridos, fue un año de dolor. Para los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, fue un año de sacrificio y de servicio lejos de la patria”, declaró el presidente norteamericano. “Para todos los estadounidenses, fue un año de acomodarse, para hacerse a la difícil idea de que nuestra nación tiene enemigos resueltos y que no somos invulnerables a sus ataques.” Más tarde afirmó que “el ataque contra nuestro país es también un ataque contra los ideales que fundan nuestra nación. Nuestra creencia más profunda es que cada vida es preciosa, porque cada vida es un don del creador, que quiso que viviéramos libres e iguales”.