Miércoles, 4 de junio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › NO RECONOCE EL TRIUNFO DE OBAMA, PERO TAMPOCO LO NIEGA
Cumpliendo su promesa de seguir en carrera hasta que el último voto fuera contado, ayer la ex primera dama agradeció el apoyo y dijo que en los próximos días consultará a sus seguidores y a los líderes partidarios los pasos a seguir.
Para Hillary Clinton la batalla continúa. Con una sonrisa y la canción “Simplemente la mejor” de Tina Turner de fondo, la senadora neoyorquina se negó a conceder la candidatura de su rival, Barack Obama, y pateó su decisión para los próximos días. “Todos se preguntan: ¿qué quiere Hillary Clinton? No es una pregunta que me tome a la ligera y por eso no tomaré ninguna decisión esta noche”, dijo ante cientos de simpatizantes en su estado natal, Nueva York. Entre la lluvia de aplausos que no cesaba, la senadora adelantó que lo discutirá con sus asesores y los dirigentes partidarios. “Haré lo que le convenga al partido y al país”, prometió.
Anoche, Clinton, otra vez, resurgió con una victoria. Con más del 50 por ciento de los votos escrutados, la senadora se imponía en Dakota del Sur con el 56 por ciento, mientras que Obama alcanzaba un 44 por ciento. Sin embargo, esta derrota le alcanzó al joven senador de Illinois para sumar el puñado de delegados que le faltaba para conseguir la mayoría absoluta de la Convención Nacional. Una hora después superaría los 2118 delegados necesarios al imponerse en Montana, con el 50 por ciento de los votos, apenas cuatro puntos porcentuales más que Clinton.
Pero a pesar de la contundencia de las cifras y de que todos los medios norteamericanos coincidían en que la competencia demócrata había llegado finalmente a su fin, la senadora neoyorquina volvió a demostrar que no resignará sus ambiciones de poder tan fácilmente.
La senadora recordó una y otra vez los 18 millones de votos que ganó durante las primarias. “Ganamos los estados oscilantes y los votos necesarios para la elección de noviembre”, desafió la ex primera dama. A pesar de no conceder, Clinton se cuidó de no mostrarse demasiado confrontativa y felicitó a Obama por el camino recorrido. “Fue un gran honor postularme a su lado, así como fue un honor llamarlo mi amigo. Creo que llegó el momento de reconocerle a él y a todos los que lo apoyaron todo lo que lograron”, señaló.
En un largo discurso, la senadora neoyorquina adelantó los argumentos que en los próximos días presentará a Obama y su equipo. Sus victorias en estados claves para la elección presidencial de noviembre, como Nueva Hampshire, California, Nueva York, Pennsylvania, Ohio y Texas. Recordó el apoyo de sectores fundamentales en la sociedad estadounidense como los trabajadores y las minorías, como los latinos. “Les prometo que no me voy a olvidar de ustedes y voy a cumplir lo que les prometí”, aseguró.
Millones de estadounidenses contaban los segundos anoche para el cierre de las mesas de votación en Dakota del Sur y Montana. Apenas empezaron a contar los votos del primer estado, los medios anunciaron al unísono que por primera vez un candidato negro podría llegar a la Casa Blanca. No importó que la victoria se la llevara la senadora neoyorquina. Obama sumaba los últimos cuatro delegados que necesitaba y más. La televisión estadounidense mostró cómo en un instante miles de jóvenes estallaban en aplausos en los bares, restaurantes y universidades de todo el país.
Los dos estados que estaban en juego ayer eran mayoritariamente blancos. Hace cinco meses, cuando la interna demócrata recién empezaba, la senadora Clinton creía que allí encontraría dos aliados. En Dakota del Sur, cerca del 90 por ciento entra dentro del electorado típico de la ex primera dama –blancos, mayores y trabajadores–; en Montana, el porcentaje es aún mayor. Sin embargo, Obama hizo una mejor campaña que Clinton, según explicaban anoche analistas de la cadena CNN.
En Dakota del Sur, el joven senador de Illinois se aseguró desde temprano el apoyo de los principales dirigentes demócratas locales y, aún más importante, incorporó a los asesores a su campaña. Con su ayuda, logró llegar a líderes comunitarios, entre ellos, la comunidad indígena Sioux. A pesar de ser apenas el ocho por ciento del electorado local, Obama se ocupó de conocer a los jefes de la tribu, Caballo Loco y Toro Sentado, y sus ceremonias y costumbres.
En Montana, la educación jugó a favor del senador. Anoche los analistas destacaban que la mayoría de la población blanca de este estado rural pertenece a la clase media y tienen algún tipo de formación superior. Como sucedió en otras primarias, los universitarios volvieron a apoyar a Obama. Su victoria en esta región del noroeste fue aún más contundente gracias al voto masivo de las comunidades indígenas.
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