La Procuraduría de Colombia destituyó ayer a dos oficiales del ejército por montar falsos atentados y luego desbaratarlos para cobrar las recompensas del Estado. Según la investigación, el mayor retirado Javier Efrén Hermida Benavides y el mayor Luis Gerardo Barrero Calderón estuvieron detrás de al menos tres ataques en Bogotá, entre julio y agosto de 2006. “Los dos oficiales tenían como propósito sembrar el pánico en la ciudad y, una vez ubicado el material explosivo, demostrar su excelente desempeño como agentes de la inteligencia militar”, explica el fallo de la Procuraduría. El organismo denunció también que para crear toda la ilusión de los atentados, los dos oficiales sostuvieron conversaciones y encuentros con una guerrillera desmovilizada de las FARC, alias Jessica, que actuaba como informante del ejército y, al parecer, seguía trabajando para el grupo insurgente. El fallo de ayer no es el primero que tiñe la imagen del ejército colombiano. Hace un mes, el presidente Alvaro Uribe removió a cerca de 30 oficiales después de que se descubriera que un batallón había asesinado a un grupo de jóvenes y los hizo pasar por guerrilleros de las FARC para ganar días libres de descanso.