Ayer el primer ministro británico y anfitrión de la cumbre internacional sobre Afganistán tenía un segundo objetivo que no logró imponer. Junto con el multimillonario fideicomiso, Gordon Brown quería asegurarse una estrategia de salida para sus tropas. Sin embargo, sus esfuerzos demostraron ser inútiles cuando el presidente afgano Hamid Karzai le pidió que el Reino Unido se quede en el país, al menos, por quince años más. La canciller alemana Angela Merkel tampoco estuvo de acuerdo con la idea de establecer una fecha de vencimiento para la guerra. “Es un error fijar una fecha para irse de Afganistán ahora”, sentenció, sin dudarlo, la jefa de gobierno. Hace apenas unos días su gobierno anunció el añadido de 500 efectivos a su contingente de 4300 y adelantó que mantendrá 350 soldados más como una reserva flexible, en caso de una nueva escalada de violencia en el terreno de combate. España, por su parte, aprovechó la cumbre de ayer para hacer su propio anuncio. El canciller Miguel Angel Moratinos se comprometió al despliegue de 510 soldados más, un aumento del 50 por ciento.