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Señales de Lula
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El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se entrevistó la semana pasada con George Bush y se quedó con una “excelente impresión” de su persona. Luego hizo los nombramientos en los puestos clave, y los más mirados por Washington: Antonio Palocci será el ministro de Hacienda y Henrique Meirelles, ex presidente de BankB oston, irá al Banco Central.
Diario de Sao Paulo
Oí críticas sobre el conservadurismo del PT. En otras esferas, menos partidarias, la conversación fue otra. Se considera que en la elección del ministro de Hacienda y del presidente del Banco Central sobresale la madurez del PT, de Lula y su equipo. En la semana en que Hugo Chávez enfrentó protestas para sacarlo del gobierno, por ejemplo, Lula fue recibido por el presidente Bush y recibió el pedido de aconsejar al osado coronel venezolano. Algo impensable meses atrás, cuando el presidente electo de Brasil parecía alineado con Chávez y los congresistas estadounidenses hablaban de un “Eje del Mal” en las izquierdas de América latina.
(Carlos Nascimento)
International Herald Tribune
Luego de la confirmación de Antonio Palocci como ministro de Economía, la designación de Henrique Meirelles como el nuevo presidente del Banco Central es un nuevo intento de Lula por demostrar que se está trasladando al centro de la política. Meirelles sucederá a Arminio Fraga, cuyo crédito es haber restaurado la confianza en Brasil luego de la crisis cambiaria de 1999. Carece de la experiencia técnica de Fraga, un antiguo gerente de George Soros. Pero Meirelles trae una fuerte reputación y excelentes contactos bancarios en un momento en que Brasil necesita con desesperación que los bancos extranjeros restauren las líneas de crédito de los exportadores, hambrientos de efectivo, y los bancos de la economía más grande de América del Sur.
(Tony Smith)
O Globo
Lula ya se percató de que su mayor problema no está en el Banco Central, sino al otro lado de la calle. En el Congreso, el PT no consiguió aprobar nada de lo que necesita para empezar el año, y el presidente electo está obligado a hacer cambios de última hora en el mapa de vuelo del gobierno. El destino de José Genoino, a quien se destinaba a un puesto de primera, terminó siendo la presidencia del PT, desde donde deberá mostrarse ducho en las negociaciones parlamentarias, en las que tiene un amplio kilometraje. El PT prefería esperar el desenlace de la lucha interna del PMDB para negociar su participación en el gobierno. Apostaba que el grupo disidente, fortalecido por las elecciones, podría derrotar al comando del partido, cercano a Cardoso. Pero no resultó.
(Editorial)