EL MUNDO › LA NASA BUSCA EXPLICACIONES A LA FALLA TECNICA
El misterio en el ala izquierda
“La nave espacial Columbia se desintegró en el aire por un accidente”. Ese fue el primer informe. Pero las declaraciones a posteriori llevaron a especular sobre las distintas fallas que pudieron haber ocurrido. Pocas horas después de la tragedia, el director del programa de transbordadores espaciales de la NASA, Ron Dittemore, reconoció que la tripulación a bordo del Columbia había advertido sobre anomalías técnicas en “la lectura de los sensores de temperatura y presión del sector izquierdo” de la nave. Al parecer, cuando despegó el 16 de enero, un pedazo de teja de aislamiento térmico se desprendió del tanque de combustible y se adosó al ala izquierda del Columbia.
“Tuvimos el primer indicio de problemas al registrar la pérdida de la lectura de sensores de temperatura en los estabilizadores hidráulicos del ala izquierda”, dijo Dittemore, y agregó que después hubo pérdida de presión y aumento de temperatura en la parte izquierda del Columbia. De todas formas, señaló que las lecturas erráticas de los sensores no significan necesariamente la existencia de un problema grave para la seguridad del vuelo. En tanto el director de vuelos de la NASA, Milt Heflin, reveló por su parte que se apreciaron altas temperaturas en los motores hidráulicos y otros sistemas, pero que la tripulación y la misión de control consideraron que no afectarían el aterrizaje.
Sobre el objeto que se habría desprendido del tanque de combustible, Dittemore estimó que no representaba ningún peligro para la seguridad de la nave. El viernes, día previo al fallido aterrizaje, el director de vuelo de la NASA, Leroy Cain, había declarado que ese incidente no era una amenaza. Asimismo, los análisis de ingeniería determinaron que cualquier daño a las tejas termales del Columbia era un aspecto menor.
Aún así, Dittemore aseveró que no se podía minimizar la conexión de ese hecho con el desastre de ayer, e incluso podría tratarse de una “falla estructural”. La nave se partió mientras estaba expuesta a la temperatura pico de 3000 grados en el borde de las alas, mientras viajaba a 19.000 kilómetros por hora, una velocidad 18 veces superior a la del sonido. “No hay nada que hacer con el daño de las tejas una vez que estás en órbita -dijo Dittemore–. No podemos minimizar el calentamiento de modo que pueda prescindir de las tejas.” El experto español Valeriano Claros señaló ayer precisamente que “los momentos de mayor riesgo en una misión espacial son el lanzamiento y la entrada en la atmósfera”.
Dittemore rechazó la posibilidad de que la antigüedad del Columbia pudiera tener relación con la tragedia y afirmó que el transbordador “era una máquina extraordinaria. No creo que la edad sea un factor esencial que deba ser tenido en cuenta”, consideró. El Columbia era la nave más vieja de la flota de transbordadores pero no la más usada, pues sólo había realizado 28 misiones, de las 100 previstas. Dittemore anunció en Houston que los vuelos están suspendidos hasta tanto se establezcan las causas de la tragedia. La tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS), que se traslada y es aprovisionada por los transbordadores, cuenta con reservas hasta junio próximo, agregó, y puede ser reabastecida por naves rusas.