Miércoles, 3 de agosto de 2011 | Hoy
EL MUNDO › GOLPE A LA RECUPERACIóN
Por Fernando Krakowiak
Estados Unidos evitó el default, pero no logró despejar las dudas sobre el futuro de su economía. En la negociación con los republicanos, Barack Obama consiguió luz verde para elevar el techo de la deuda y no volver a discutir el tema hasta el final de su mandato, pero no pudo imponer aumentos en los impuestos para los estratos más ricos de la sociedad estadounidense y el peso de la deuda se compensará sólo con un inédito ajuste del gasto público que afectará a los que menos tienen. El anuncio de recortes llega justo cuando la economía de la principal potencia del planeta viene mostrando nuevos signos de desaceleración. Por lo tanto, la amenaza de una nueva recesión cobró fuerza.
“La reducción del gasto impactará fuerte en la actividad y la evolución de la economía comenzará a tomar la forma de una W”, señaló a Página/12 Benjamín Hopenhain, uno de los economistas fundadores del Plan Fénix. Cuando estalló la crisis internacional en 2008, el debate era si la actividad recorrería el trayecto de una V –una recesión breve– o de una U –extendiéndose en el tiempo–. Finalmente empezó a tomar la forma de una V, pero en los últimos meses la economía comenzó a desacelerarse y por eso Hopenhain habla de una W. “Dos ciclos descendentes sucesivos terminarán dando forma a una gran recesión. Están jugando con fuego”, agregó.
El economista Miguel Kiguel es más cauto y sostiene que todavía se puede evitar una nueva recesión. “Obama no consiguió lo que buscaba porque es muy difícil negociar con un fanático. Los republicanos tuvieron una actitud miope, impulsados por el Tea Party. Sin embargo, el estímulo monetario a través de la FED puede servir para evitar la recesión”, sostuvo ante Página/12. Para el ex secretario de Finanzas lo único seguro hasta el momento es la desaceleración que comenzó a evidenciarse luego del terremoto de Japón.
Al ser consultado sobre el impacto que podría tener sobre Argentina un menor crecimiento de Estados Unidos, Kiguel se mostró cauto. “Si la economía sólo pierde un poco de fuerza no se sentirá demasiado el impacto. Además, la tasa seguirá baja, el dólar débil ayuda y el precio de los commodities depende más de China que de Estados Unidos”, agregó. Luego, dejó en claro que su mayor motivo de preocupación no es lo que pasa en Estados Unidos, sino la crisis que atraviesa Europa.
Hopenhain, por su parte, destacó que el impacto podría llegar a la Argentina por la vía comercial. “Una recesión de Estados Unidos repercutirá sobre la actividad económica mundial y China no crecerá igual. Habrá una reducción del comercio, pero no necesariamente de los precios porque incluyen un contenido especulativo muy alto. Si cae el valor de las acciones, por ejemplo, la especulación podría trasladarse a los commodities”, afirmó.
En los mercados, mientras tanto, ayer volvió a predominar la desconfianza por el futuro de Estados Unidos y Wall Street acumuló su peor serie negativa desde octubre de 2008. El índice industrial Dow Jones retrocedió 2,2 por ciento y suma ocho ruedas con números en rojo. El selectivo índice S&P500 cayó 2,6 por ciento y el tecnológico Nasdaq otro 2,7 por ciento. El S&P 500 ya se colocó por debajo del nivel que tenía el 31 de diciembre del año pasado, mientras que el Nasdaq se mantiene con una leve subida de 0,62 por ciento en lo que va del año.
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