La tensa relación entre los militares brasileños y el ministro de Defensa, Celso Amorim, fue descripta por una fuente de Stratfor en septiembre del año pasado. “También le hablé a la fuente de la relación de Amorim con las fuerzas armadas y la posible tensión cívico-militar. La fuente dijo que la mala relación de Amorim con las fuerzas armadas empezó cuando Amorim era canciller y el gobierno mandó un proyecto de ley al Congreso que decía que si había un ataque a una empresa brasileña en el extranjero podría ser percibido como un ataque al territorio brasileño. Amorim acusó a sectores militares de influir para que el gobierno envíe el proyecto de ley y acusó públicamente a las fuerzas armadas. Pero la persona que le dijo a Lula que mande el proyecto al congreso en ese entonces es la actual presidenta Rousseff y los militares le exigieron a Amorim que les pida disculpas. Desde entonces la relación entre Amorim y las fuerzas armadas siempre ha sido mala. Ahora que es ministro de Defensa a los militares no les gusta. Le pregunté si pensaba que iba a haber algún tipo de tensión. La fuente dijo que los generales no quieren problemas porque quieren disfrutar sus salarios inflados y tener un buen pasar, no quieren confrontar con el gobierno. Los coroneles quieren llegar a un lugar que ocupan los generales y los mandos inferiores no saben dónde están parados y siguen la corriente. Además, la sociedad en general no aguanta a las fuerzas armadas, así que no hay nada que puedan hacer los militares.”