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Cientos de miles de trabajadores estatales fueron a la huelga en el Reino Unido en protesta contra la reforma jubilatoria y el programa de ajuste gubernamental. Esta vez los trabajadores contaron con el beneplácito y hasta el apoyo explícito de la policía (foto). Y es que unos 30 mil efectivos policiales usaron su día de licencia para manifestarse en el centro de Londres contra el programa de austeridad y la privatización encubierta de la fuerza policial.

Los trabajadores estatales protestan contra la extensión de la edad jubilatoria, el incremento de las contribuciones y el plan final jubilatorio que se basará en el salario promedio del empleado público a lo largo de su carrera y no, como en la actualidad, sobre la base del salario final del trabajador. En noviembre, unos dos millones de trabajadores fueron a la huelga, pero desde entonces las leves concesiones que hizo el gobierno y la amenaza de que esa era la mejor oferta que recibirían llevó a muchos de los fragmentados sindicatos del sector estatal a aceptar la oferta oficial.

Unos 15 sindicatos, en vez de los 30 del año pasado, participaron ayer de la medida, entre ellos trabajadores de la salud, personal inmigratorio y carcelario y académicos. La policía, al igual que el ejército, no tiene derecho a la huelga por lo que eligieron ese modo inusual de protesta, que fue usar su día franco para estar del otro lado, es decir, del lado de los manifestantes, acompañados por la ministra del Interior en la sombra del laborismo, Yvette Cooper, una de las presencias políticas más importante de la jornada. Unos 16 mil llevaban gorras negras para representar a los policías que serían despedidos.

El dirigente sindical Mark Serwotka señaló que el Reino Unido tendría la edad jubilatoria más alta de toda Europa. “Vamos a pagar más dinero cuando el costo jubilatorio en realidad está cayendo y los trabajadores estatales están sufriendo un congelamiento salarial”, indicó Serwotka. Este congelamiento, sumado a los despidos en el sector estatal que debe reducir el gasto fiscal en 130 mil millones de dólares en cinco años, más una creciente inflación, está causando una fuerte caída del poder adquisitivo: el aumento de las contribuciones es el golpe de gracia. El gobierno ha justificado la reforma por los cambios demográficos y el déficit fiscal de 11 por ciento que dejó el último gobierno laborista. Así las cosas, se prevén más protestas. Los sindicatos señalaron que no era la última medida que adoptarían y el ministro de Gabinete, Francis Maude, señaló que no modificarán su propuesta.