Lunes, 14 de mayo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › FRAI BETTO CRITICA LA CRUZADA DE LA IGLESIA CONTRA LOS EVANGELICOS
Por Dario Pignotti
Desde Brasilia
Santa desinformación. El grueso de los medios brasileños cometió un pecado de omisión al informar que 140 mil personas asistieron ayer a la misa de Benedicto XVI sin profundizar en un dato tanto o más importante: fue menos de un tercio del público esperado. La convocatoria de Joseph Ratzinger, que decepcionó a los vendedores de souvenirs papales, no pasó inadvertida para los 266 participantes de la V Asamblea General de Obispos de América Latina y el Caribe, que participaron del evento en Nuestra Señora de Aparecida, interior de San Pablo.
Un dato que ilustra. El viernes pasado más de un millón de fieles había asistido a la misa en la que Benedicto XVI canonizó a Frei Galvao, al que se le atribuyen dones de sanador. Es sensato suponer que cientos de miles fueron a la ceremonia movidos por su devoción al santo franciscano, mucho más popular que el Papa.
Durante su periplo de cinco días en Brasil, Ratzinger embistió contra el gobierno de Lula da Silva para impedir el debate sobre el aborto, presionó a favor de la obligatoriedad de la educación religiosa y celebró apenas cuatro encuentros masivos, que no llegaron a despertar el mismo fervor que predecesor, Juan Pablo II, al que los cariocas bautizaron como “el papa pop”. En rigor, el tema de fondo no es el carisma papal, sino el éxodo de católicos hacia los cultos pentecostales, llamados “sectas” por Ratzinger, que será el tema dominante de la cumbre del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), cuyas deliberaciones fueron abiertas por el Papa en la tarde de ayer con un discurso doctrinario. Unos 20 millones de católicos emigraron a las iglesias electrónicas en Brasil desde la IV Conferencia Episcopal en 1992.
Los líderes católicos latinoamericanos tomarán como guía los postulados del Papa, quien repitió en estos días su defensa de la familia tradicional, advirtió sobre la amenaza evangélica, criticó al capitalismo y reiteró su animosidad contra la Teología de la Liberación, con la que mantiene un pleito desde sus años como Prefecto de la Doctrina de la Fe.
“El tesoro más rico del continente latinoamericano, su patrimonio más valioso, es la fe en Dios. No es una ideología política ni un movimiento social, tampoco un sistema económico. Es la fe en Dios”, proclamó.
Frei Betto, referente de la Teología de la Liberación, discrepa de plano con el teólogo e intelectual Ratzinger, sobre la receta para restituir la fuerza perdida a la iglesia. Betto dijo a Página 12 que la fórmula para revitalizar a la Iglesia Católica no es la exaltación del discurso moral en desmedro del compromiso social, que marcó la Conferencia Episcopal de Medellín, en 1968, cuando ganó predicamento la “opción preferencial por los pobres” en consonancia con el Concilio Vaticano II. Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), dijo a la agencia ANSA, que el Papa vino a Brasil a librar un certificado de defunción de la “iglesia de los pobres”. La existencia de 80 mil comunidades eclesiales de base en Brasil, muestran que el Papa está en un error, sostiene el economista Stédile. En su opinión, las tesis que Ratzinger presentó en la V Conferencia de Obispos Latinoamericanos, están mal fundamentadas. “El Papa es blanco, alemán, intelectual, europeo y no tiene una cultura en relación a América latina. Nosotros comprendemos las dificultades que él tiene para entender a los problemas del pueblo pobre latinoamericano”, disparó el dirigente campesino. A partir de hoy, en paralelo con la cumbre de los obispos en la localidad de Aparecida del Norte, comenzará a sesionar un foro paralelo sobre Teología de la Liberación.
Entre los grupos católicos que acompañaron a sol y a sombra la gira del Papa ganaron visibilidad los jóvenes “Heraldos del Evangelio”: cultivan el celibato, suelen lucir uniformes marrones con una cruz medieval en el pecho y dicen estar prontos para librar una “guerra contra las sectas” evangélicas. Frei Betto, cuyos años de prisionero político inspiraron el film Bautismo de Sangre estrenado recientemente, dice que el Vaticano debe caer en la cuenta de que la “dictadura acabó y Brasil es un país pluralista en lo religioso y cultural”, por tanto en lugar de alentar una cruzada contra los evangélicos mejor sería tenderles puentes.
“La iglesia católica debiera ser menos vaticana y más universal, es preciso desclerizar el ministerio y permitir que se puedan ordenar hombres y mujeres casados”, desafió Betto. Su Santidad resucitó lo que el concilio Vaticano II había enterrado: la misa en latín. Una exigencia de Monseñor Lefebvre, arzobispo francés excomulgado en 1988 por negarse a aceptar las reformas conciliares”, remarcó Betto a este diario.
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