EL MUNDO › UN ELENCO DE FUNCIONARIOS DE OTRAS EPOCAS, CON IDEAS DE OTRAS EPOCAS
Quiénes están al frente de la debacle
Por Heather Stewart *
Cuando el presidente Bush anunció el nombramiento de Paul O’Neill (66) como su secretario del Tesoro en diciembre de 2000, lo describió como “alguien que tiene una vasta experiencia, con mano firme, que cuando habla, habla con autoridad, convicción y conocimiento”. Desde entonces, O’Neill ha desarrollado una reputación para causar paros cardíacos en los mercados, más recientemente al decir que su principal objeción en sacar de apuros a las economías latinoamericanas golpeadas por la crisis era que el efectivo podría ser enviado a “cuentas en bancos suizos”.
Como el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y Dick Cheney, vice del presidente Bush, O’Neill trabajó en la administración de Gerald Ford, ascendiendo a vicedirector de la Oficina de Administración y presupuesto antes de dejarla para probar suerte en el sector privado tras la elección de Jimmy Carter en 1977. Se unió a International Paper Co., convirtiéndose en su presidente en 1987, antes de irse para presidir el grupo de aluminio Alcoa –que emplea 140.000 personas en 36 países, como orgullosamente alardea su biografía–, hasta que el presidente Bush lo llamó nuevamente al gobierno.
Lawrence Lindsey, asesor del presidente en la política económica, es una herencia del padre de George W. Con un doctorado en economía de Harvard, Lindsey (48) aconsejó a Bush padre en política y fue miembro del directorio de la Reserva Federal desde 1991 a 1997. Cuando “W” decidió postularse como presidente, Lindsey lo ayudó a organizar su paquete de política económica, incluyendo una promesa de 1600 billones de dólares en recortes impositivos. Antes de volver a la política, Lindsey estuvo en el derechista American Enterprise Institute en Washington y se desempeñó como profesor adjunto de economía en Harvard. Debería haber estado bien preparado para el gobierno, habiendo adquirido experiencia durante el último régimen de Bush para escribir un libro titulado: Economic Puppetmasters, Lessons From the Halls of Power (Titiriteros económicos, Lecciones desde las sedes del poder).
Subsecretario de Bush en Asuntos Internacionales, John Taylor, de 55 años, es otro reciclado de la era Ford. Fue un economista de primera línea en el Consejo de Asesores Económicos en 1976 y asesoró a Bush padre de 1989 a 1991. Durante el régimen de Clinton, se recluyó en la academia, enseñando en Princeton, Columbia y Stanford’s Hoover Institution, de donde todavía es miembro. En los círculos de estrategas, Taylor es quizá más conocido como el autor de la “Regla de Taylor”, un modelo de cómo toman las decisiones los que establecen las tasas, como Greenspan.
Glenn Hubbard, de 43 años, presidente del consejo de los asesores económicos de Bush, es otro eminente economista académico, que tomó una licencia de su profesorado en la Universidad de Columbia para asesorar al presidente. Hubbard, amigo de Lawrence Lindsey desde sus días de graduados en Harvard, ha sido un abierto defensor de los recortes impositivos, una de las políticas preferidas de Bush, y fue secretario adjunto del Tesoro durante la previa administración Bush. Logró la atención pública después de escribir un estudio refutando la declaración que la desigualdad de ingresos había aumentado sustancialmente durante la década republicana de 1980.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.