“No, yo no me llevo bien con las palabras. Lo mío es el dibujo y yo me expreso de esa manera. No podría opinar de otra cosa, más allá de cosas referidas al dibujo y la pintura.” Hermenegildo “Menchi” Sábat, el artista plástico que desde hace 35 años acompaña con sus dibujos muchas de las notas políticas del diario Clarín, no paró ayer de atender el teléfono de su estudio para recibir “muchísimas muestras de solidaridad”, pero prefirió no sumar palabras al enojo presidencial por una de sus caricaturas. Desde la tribuna del acto del martes en Plaza de Mayo, Cristina Fernández de Kirchner calificó unos de sus dibujos –que caricaturizaba a la Presidenta– como un “mensaje cuasimafioso”. En medio del trazado de un paralelo histórico con el lockout agrario de febrero del ’76, un mes antes del golpe militar, con el de estos días, CFK afirmó que “esta vez no ha venido acompañado de tanques”, sino “por algunos generales mediáticos” que “han hecho un lockout a la información, cambiando, tergiversando, mostrando una sola cara” del conflicto. Allí describió el dibujo de Sábat y soltó su interpretación: “Una caricatura donde tenía una venda cruzada en la boca, en un mensaje cuasimafioso. ¿Qué me quieren decir, qué es lo que no puedo hablar, qué es lo que no puedo contarle al pueblo argentino?”, concluyó la Presidenta. El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) expresó su “rechazo” a los dichos de Cristina Fernández y manifestó su apoyo a Sábat, “un artista reconocido a nivel internacional por su talento y convicciones democráticas”. En tanto, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) consideró la crítica presidencial a Sábat como “una muestra de intolerancia”.