EL PAíS
Telledín intentó suicidarse con pastillas y ahora está internado
Ocurrió la semana pasada. Tomó 50 pastillas tranquilizantes y antidepresivos. El Servicio Penitenciario ocultó el hecho a su familia, a su abogado y hasta al tribunal que lo juzga.
Por Raúl Kollmann
El principal preso del país, imputado como cómplice en las 85 muertes del caso AMIA, intentó suicidarse la semana pasada en el penal de Devoto. Carlos Telleldín tomó unas 50 pastillas de sedantes y antidepresivos que logró esconder, estuvo dormido casi tres días y tuvo que ser internado de urgencia en el Hospital Borda. El Servicio Penitenciario Federal (SPF) les ocultó el hecho inicialmente a la familia, al abogado Luis Sasso que lo defiende en el juicio y también al Tribunal Oral, que reaccionó exigiendo un estudio forense sobre lo acontecido. Si Telleldín lograba su objetivo de suicidarse, el escándalo hubiera sido mundial, ya que –según creen los investigadores– es el hombre clave del atentado contra la AMIA, ya sea porque tuvo participación o porque sabe más de lo que dice.
El Enano, como le dicen a Telleldín, está en un pabellón aislado de los demás presos y que sólo comparte con otro preso de máxima seguridad, Enrique Gorriarán Merlo. Cada uno tiene su celda y están custodiados por dos o tres hombres del SPF.
Según pudo determinar este diario –y luego confirmó el defensor Sasso-, a Telleldín le habían recetado sedantes y antidepresivos que, supuestamente, le iban entregando pastilla por pastilla. El Enano, sin embargo, no las consumía, sino que las fue acumulando. El martes 10 a la noche, Telleldín resolvió quitarse la vida ingiriendo un cóctel con todas las pastillas que tenía acumuladas.
Al día siguiente, el SPF notó que Telleldín no retiraba los diarios que llegan al penal y que tampoco comía. Sin embargo, de entrada no se hizo nada. El Enano estaba en su cama durmiendo. En la noche del 11, cuando ya habían pasado 24 horas del consumo del cóctel de pastillas, el SPF reaccionó convocando urgentemente a los médicos. Allí se percibió que era imposible despertar al preso, que daba escasas señales de vida. De inmediato tuvieron que intervenir los médicos, mientras los más altos jefes de la prisión literalmente lloraban por las gravísimas consecuencias que podría significar la muerte de Telleldín.
Trasladado al Hospital Borda, el Enano siguió inconsciente durante 36 horas más, es decir que estuvo 60 horas afectado por lo que había tomado. Según reveló el doctor Sasso, la familia de Telleldín fue avisada recién en la madrugada del jueves y al Tribunal Oral lo notificaron el viernes cuando se dieron cuenta de que el escándalo era imposible de tapar.
La eventual muerte de Telleldín hubiera tenido un efecto devastador no sólo respecto de su familia sino también sobre el caso AMIA, el juicio y la investigación.
- A nivel internacional los titulares de los diarios dirían que “fue silenciado el hombre clave del atentado más sangriento de la historia argentina”. La fama de impunidad que ya ostenta el país se vería agravada.
- Quienes sostienen la acusación contra los policías bonaerenses hoy sentados en el banquillo de los acusados, hubieran dicho que en verdad se lo intoxicó para acallar casi al testigo único y principal que existe contra los uniformados.
- Quienes defienden a los policías iban a sostener que “a Telleldín lo mataron porque los acusadores se quedaron ya sin pruebas, la investigación ha demostrado ser más que endeble y de esa forma se tapa el papelón del juez, los fiscales y de todos los investigadores del caso”.
- Los familiares hubieran reaccionado con indignación. Una eventual muerte de Telleldín confirmaba nuevamente las complicidades, encubrimientos y maniobras que se ven en el caso AMIA desde el principio.
- La población en general hubiera visto todo con estupor, casi sin poder creerlo. Ni un guionista de Hollywood habría escrito un capítulo tan burdo. Lo concreto es que finalmente Telleldín fracasó en su intento de suicidio, aunque quedó en claro la falta de seguimiento del SPF. Según trascendió, El Enano les dijo a sus familiares y abogados que ya está bien, menos deprimido y supuestamente les prometió no reincidir. El Tribunal Oral y las partes que intervienen en el juicio no se quedaron para nada tranquilos: seguramente pedirán medidas de distinto tipo para asegurar la vida del principal imputado en el juicio oral.