Tras varios días de silencio sobre el tema, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner retomó sus críticas a las entidades rurales. En un acto en La Matanza aseguró que “sólo aquellos que tienen tanta renta acumulada pueden darse el lujo de no trabajar por tres meses”. La Presidenta cuestionó a los productores al ver “la leche derramada como arroyos” y les pidió “en nombre de los que no tienen trabajo, casa y todavía tienen hambre, por favor, pensar un poco más en todos ellos y un poco menos en sí mismos”. Cristina Kirchner, acompañada por el gobernador Daniel Scioli y el intendente Fernando Espinoza, volvió a defender el modelo económico y la distribución de la riqueza.

La Presidenta inauguró una red de agua potable que beneficiará –anunció– a 183 mil habitantes del conurbano bonaerense, el mismo día que los titulares de las entidades agropecuarias se reunieron con el gobernador santafesino Hermes Binner. Más temprano, dirigentes rurales y políticos opositores se presentaron ante el fiscal Juan Murray, quien los citó a declarar por el corte de una ruta en San Pedro. Y además, la Iglesia Católica reclamó la apertura de un diálogo “transparente y constructivo”. En ese marco, Cristina Kirchner retomó su discurso contra las cámaras agropecuarias: “¿Qué trabajador, qué comerciante, qué empresario, por más grande que sea, puede estar 90 días sin trabajar? Solamente los que han acumulado mucha renta y mucha riqueza, el resto tiene que salir a trabajar”, sentenció.

La Presidenta criticó con dureza la prolongación de la medida de fuerza rural, que sumada a los cortes de ruta de los transportistas amenaza nuevamente con el desabastecimiento. El titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, salió al cruce de esas acusaciones y dijo que los productores no dejaron de trabajar. “Nosotros seguimos trabajando, tenemos animales, los seguimos alimentando, ordeñamos las vacas”, respondió. Por estas declaraciones, Buzzi consideró que “la Presidenta está mal asesorada por sus ministros” y repitió que el “campo siempre tuvo voluntad de dialogar y alcanzar un acuerdo para terminar con el conflicto”.

Previo al discurso de la Presidenta, Scioli pidió que los productores agropecuarios “se hagan cargo, con total responsabilidad, de las consecuencias que está teniendo para el conjunto del pueblo argentino” el lockout patronal. “Se trata de defender la soberanía alimentaria”, aseguró el gobernador bonaerense y sentenció que “con la comida no se jode”.

Fernández de Kirchner justificó la aplicación de las retenciones móviles en la necesidad de diferenciar los precios internos y externos. “Queremos que la leche, el pan, la carne, las frutas, las verduras puedan llegar a la mesa de todos los argentinos, a precios que los argentinos puedan pagar, y no a los precios que nos pagan en el exterior”, afirmó. Desde Rafael Castillo, una de las localidades más pobres de La Matanza, dijo que “tienen que tomar decisiones que ayuden a que los que más tienen puedan contribuir para que los que menos tienen vivan todos los días un poco mejor”.

Ante el marco de un gimnasio repleto que la escuchaba, Cristina Kirchner reiteró que como presidenta gobierna “para todos los argentinos”, pero que “quiero que sepan que mi opción va a ser siempre por los pobres, por los que más sufren”.

Mientras los obispos aún deliberaban, CFK utilizó uno de los últimos pasajes de su discurso para enviar un mensaje religioso: “La avaricia es uno de los pecados que Dios más condena porque dice que es la que congela el corazón de los ricos y no les deja ver el sufrimiento de los pobres”.