La comisión permanente del Episcopado, presidida por el cardenal Jorge Bergoglio, comenzó tres días de deliberaciones sobre la realidad social y política del país y la situación eclesiástica. En ese contexto, el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld, admitió que “la Iglesia mantiene una relación normal con el Gobierno”, aunque “todavía hay dos o tres temas pendientes por resolver” que obstaculizan “un mayor y mejor” diálogo institucional.

Entre esos temas figuran el nombramiento en la vicaría castrense del sucesor de Antonio Baseotto y la designación de un nuevo embajador ante la Santa Sede, tras el rechazo del placet de Alberto Iribarne por estar divorciado y haber formado nueva pareja. Justamente, ayer los obispos recibieron la visita del cardenal argentino Leonardo Sandri, quien se desempeña en el Vaticano. Conocido por haber sido la “voz” de Juan Pablo II durante su agonía y haber anunciado su muerte, Sandri abogó en las últimas horas para que “aumente y siga” el diálogo entre el gobierno argentino y el Vaticano, para que situaciones “portadoras de cierto conflicto puedan aclararse”.

El debate de los obispos se extenderá hasta mañana, cuando podrían dar a conocer un documento. Ayer escucharon un informe del Barómetro de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, sobre la situación del país en el período 2004-2007, y otro sobre niñez, del año pasado. La veintena de obispos que integra la comisión analizará también la situación política del país y se dedicará a elaborar un plan pastoral de cara a los festejos por el Bicentenario.