Miércoles, 20 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › UN TESTIGO PROPUESTO POR LOS REPRESORES ASEGURó QUE A VARGAS AIGNASSE LO LLEVARON A UN CENTRO CLANDESTINO
Un sindicalista al que le hicieron firmar una falsa declaración contó que tanto él como Vargas Aignasse fueron torturados. También testimoniaron el hermano del senador desaparecido y un militar que está en pareja con la viuda.
Por Ramiro Rearte
Desde Tucumán
El ex secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) de Tucumán Juan Antonio Palavecino fue convocado por los abogados del represor Antonio Domingo Bussi para que ratificara un acta fechada en julio de 1985 que lleva su firma. En ese escrito, Palavecino aseguraba que mientras estuvo detenido en el V Cuerpo de la Brigada y en el penal de Villa Urquiza, “recibió buenos tratos” de parte de sus captores. Pero la estrategia de la defensa no resultó como estaba previsto: el testimonio terminó perjudicando al acusado. “Nunca pude haber dicho eso, porque a mí me torturaron y me hicieron desaparecer. Me tuvieron 72 horas parado sin siquiera poder ir al baño”, dijo el sindicalista ayer ante el tribunal. También aseguró que al senador Guillermo Vargas Aignasse lo llevaron a un centro clandestino de detención.
Lo cierto es que el ex dirigente sindical desmintió todo lo expuesto en aquella acta. “A mí me hicieron firmar eso. Yo nunca leí nada. El juez de ese momento me dijo que si yo firmaba le hacía una ‘gauchada’ (un favor) a un amigo suyo que estaba en problemas. Nunca pude haber dicho eso. Me tuvieron 72 horas parado sin, ni siquiera, poder ir al baño. Mi familia no sabía en dónde estaba”, sostuvo. Los abogados Amelina Assaf (defensora de Bussi) y Horacio Guerineau (defensor de Luciano Benjamín Menéndez) no entendían nada. Es por eso que hoy, a partir de las 9.30, se llevará a cabo un careo entre el gremialista, el ex juez militar Roque Cabral y su secretario.
Palavecino aseveró que Guerineau, mientras era juez de Instrucción Provincial en la dictadura, visitó el penal de Villa Urquiza acompañado por Bussi.
“¿Se acuerda, doctor? Yo lo conozco bien y pensaba que éramos amigos, pero cuando le pedí que me ayudara a salir de la cárcel usted nos dijo, a mí y a otros presos, que esperemos que ya todo iba a pasar rápido.” El abogado defensor salió del aprieto diciendo: “Yo en ese momento no conocía a Bussi”.
Palavecino también aportó datos sobre Guillermo Vargas Aignasse, el senador por cuya desaparición están siendo juzgados Bu-ssi y Menéndez. Dijo que una vez realizado el segundo secuestro, cuando supuestamente lo liberaron del penal, en realidad fue llevado por personal del Ejército a un centro clandestino de detención ubicado en el parque 9 de Julio.
“El nos dijo que lo llevaron a la Escuela de Educación Física. Ahí lo torturaron y lo golpearon mucho. Lo picanearon en los testículos y en la lengua. Yo le vi las quemaduras. Luego lo llevaron a la V Brigada y a las pocas horas vino un oficial y dijo ‘preparate pajarito que vas a ir a parar a El Cadillal’, haciendo referencia al principal dique que tiene la provincia (ubicado al Norte) y donde, según testimonios de sobrevivientes de la dictadura, los represores tiraban desde helicópteros a sus víctimas.
El testimonio con mayor contenido político y hasta con una pizca de sarcasmo lo dio Rodolfo Vargas Aignasse, hermano del senador tucumano desaparecido la madrugada del 24 de marzo de 1976. Ayer, ante el tribunal, dijo que Bussi era conocido en la provincia, mientras era interventor militar, como “el loco jardinero, por su gusto a las plantas y a las flores”. También aseguró que Bussi nunca “pisó” los montes tucumanos durante el Operativo Independencia y que ni siquiera empuñó un arma. “Usaba casco y uniforme, pero nunca los usó. Ni él ni Menéndez fueron valientes, como dijeron. Usaban los revólveres en la mesa de su oficina”, señaló el político local mientras los hijos del represor seguían las instancias de su relato desde la primera fila.
Durante su testimonio, se dirigió directamente al represor, que lo escuchaba en una sala contigua. “Y le digo a Bussi que mi hermano no era funcionario de segunda línea. Debería tener mayor consideración, ¡carajo!”, exclamó. Luego, el testigo pedido por el fiscal Alfredo Terraf anunció que iba a hablar sobre la condición sexual de Bussi.
“Se dijo hace un tiempo que yo dudaba de la sexualidad de este ex general...”, empezó. Pero en ese momento la defensora oficial Amelina Assaf intervino diciendo que no era el tema para el que había sido convocado y se interrumpieron sus palabras.
El fiscal general federal de Tucumán llamó a testimoniar a Vargas Aignasse, ya que estuvo con su hermano el senador, antes y durante la desaparición. Incluso llegó a ver desde la ventana de su casa –contigua a la del senador– cómo se lo llevaban.
“Estábamos en el living de mi casa el 23 de marzo hablando de lo que debía hacer. Mi posición era firme de que se fuera y que denunciara en los medios de comunicación lo que estaba pasando. Pero no quiso dejar a su familia”, dijo Vargas Aignasse. Según relató, un grupo del Comando de Operaciones Policiales (COP) de Tucumán ingresó en la casa del entonces senador y lo secuestró “llevándolo con una funda de almohada como capucha”.
Ayer también declaró la actual pareja de Marta Cárdenas, esposa del senador Vargas Aignasse. Ernesto Nicolás Chávez se desempeñó durante la dictadura como Mayor del Ejército en la División II de Inteligencia. Chávez declaró ante los jueces no tener conocimiento de lo ocurrido la noche de la desaparición del senador peronista. “También quiero dejar en claro que no me unía ninguna relación con la señora Cárdenas en ese momento”, recalcó.
Causó sorpresa a los jueces e indignación de parte de la familia Vargas Aignasse el pedido de la abogada Assaf para que se lea un anónimo incluido en el expediente en el año 2003. Ese papel dice que Cárdenas y Chávez mantenían visitas periódicas en el lugar de trabajo del ex militar y que ella era trasladada en un vehículo oficial hasta su casa. “Es una bajeza lo que hizo. No se puede dar explicaciones de un anónimo. Es una vergüenza agraviar a la familia. La invito a que lea el Código Procesal Penal”, retrucó el fiscal Terraf. En ese momento, las hijas del dirigente desaparecido comenzaron a llorar. Un simpatizante del represor aprovechó para reivindicar a los gritos el accionar de la dictadura. Fue sacado por la fuerza por personal de Gendarmería Nacional.
Para hoy, a partir de las 9.30 (además del careo), se espera el testimonio del teniente coronel retirado Alberto Cerusico, quien tenía acceso directo a la Casa de Gobierno mientras el represor era gobernador de facto. “Queremos saber todo lo que este ex militar pueda saber sobre los hechos”, dijo a Páginai12 el fiscal Terraf. Luego hizo un breve balance del día: “Fue una jornada trágica para los defensores de Bussi y Menéndez. Sus comportamientos no fueron los mejores”.
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