Hacía tiempo que habían quedado en encontrarse. Y el momento elegido fue anoche, en la quinta de Olivos. Néstor Kirchner y Carlos Reutemann volvieron a verse luego de la traumática votación en el Senado sobre las retenciones móviles, en la que el santafesino votó en contra del proyecto oficial. Según las fuentes consultadas por PáginaI12 hicieron las paces y Reutemann le ratificó a Kirchner que se seguía sintiendo parte del proyecto del Gobierno, despejando cualquier duda sobre su supuesta cercanía con el ex presidente Eduardo Duhalde, de la que habían dado cuanta múltiples versiones periodísticas en los últimos días.

Reutemann fue a Olivos –tal como habían acordado a la mañana– poco después de que Kirchner regresara del acto que compartió con la Presidenta en Malvinas Argentinas. Estuvieron reunidos una hora y media, tiempo suficiente para hablar de muchos temas.

De acuerdo con lo que trascendió de la reunión, Reutemann –uno de los dirigentes más influyentes del peronismo santafesino– se mostró alineado con el Gobierno y dijo que su voto en el Senado sólo marcaba una disidencia puntual sobre el tema tratado en ese momento.

El argumento de Reutemann parece ser la fórmula de acercamiento entre el oficialismo y varios de los peronistas que no se alinearon con el Gobierno en el conflicto con las cámaras agropecuarias. La misma postura de que fue un voto de disidencia y aquí no ha pasado nada plantearon el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, en su reunión con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y los diputados pampeanos Manuel Baladrón y Adriana García, en el almuerzo que tuvieron con Cristina Fernández de Kirchner.

La versión oficial del encuentro entre Kirchner y Reutemann indicó que fue “una reunión amable y profunda”, que ambos se comprometieron “a trabajar para mejorar el diálogo entre las estructuras internas del partido” y que hablaron de los favorables índices económicos que adelantó la Presidenta en el acto de Malvinas Argentinas.

Con Reutemann el Gobierno no tenía el encono que sí tuvo después de la votación por las retenciones móviles con otros legisladores, ya que le reconocían al santafesino que, pese a que él votó en contra en el Senado, los diputados que le responden habían votado a favor en la Cámara baja.

De todas maneras, para Kirchner, como presidente del PJ, era importante ratificar el vínculo mostrando la foto de una amable reunión. No sólo por si quedaba alguna herida abierta, sino para seguir estrechando filas de cara a las votaciones que se vienen en el Congreso, especialmente las más áridas, como la reestatización de Aerolíneas Argentinas y la aprobación del Presupuesto 2009, y dar un mensaje a los peronistas que por estas horas dudan si deben o no sacar los pies del plato kirchnerista.

Es de suponer que la señal de que pesos pesado del peronismo como Schiaretti y, sobre todo, Reutemann no se van del oficialismo desalentará a los que dudan en “subirse al tren fantasma”, como le llaman sarcásticamente algunos funcionarios al armado anti-K que Duhalde promueve por estos días. Versiones periodísticas señalaban que Duhalde planeaba impulsar a Reutemann como candidato a presidente en 2001, candidatura que, por otra parte, ya había sido rechazada por el santafesino en 2003. “Duhalde está demasiado activo y aunque no junte mucho, puede confundir”, diagnosticó un encumbrado kirchnerista, ante una consulta de PáginaI12.