EL PAíS › EN MIAMI, ASEGURó QUE EL VICE DE PDVSA LE PREGUNTó POR OTRO EQUIPAJE CON 4,2 MILLONES. TAMBIéN MENCIONó A UBERTI Y DE VIDO

Antonini habló de otra valija mejor que la suya

El valijero declaró que los dólares provenían de Pdvsa y que, tras la incautación, Uberti le ofreció “lo que quisiera” por reconocer la maleta. Afirmó que se cruzó con De Vido en la Rosada.

Mientras Cristina Kirchner terminaba su discurso en la asamblea de Naciones Unidas, el venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson llegaba a la Corte de Miami para estrenarse como testigo en el juicio por la valija. Se lo vio con unos kilos menos y algunas canas más que en las fotos que circulaban desde el año pasado. Su declaración (que seguirá hoy) duró algo más de una hora, lo suficiente para que mencionara los temas más urticantes que rodean a esta historia: afirmó que, en el vuelo de Enarsa que lo trajo desde Caracas, además de los 800 mil dólares incautados, había otros 4,2 millones, según dijo que le dijo el ex vicepresidente de Pdvsa Diego Uzcátegui. Su presencia en el avión, explicó, respondía a una invitación del ex funcionario Claudio Uberti y de Uzcátegui “para hablar de un negocio por un gasoducto”. También aseguró que, tras el episodio en Aeroparque, Uberti le ofreció “lo que quisiera” en agradecimiento por haberle hecho “un gran favor a él y al país” al decir que la valija era suya en el control aduanero.

“El dinero había salido de Pdvsa, no era mío”, dijo Antonini en su primer testimonio. Lo había llevado hasta el avión, añadió, el encargado de seguridad de la petrolera venezolana, Rafael Reiter. Casi dos días después del decomiso, el domingo a la noche –agregó– fue a ver a Diego Uzcátegui a su hotel, ya que estaba en Buenos Aires para la firma de un convenio energético. “Le pregunté por qué había quedado yo metido en medio de esto y me respondió: ‘¿Dónde está el resto del dinero?’. Yo le dije: ‘¿De qué me hablas?’. Y me dijo: ‘Había otra maleta con 4,2 millones’”, aseguró Antonini. Ese diálogo habría tenido otros testigos: la secretaria de Uzcátegui y el hijo del ex directivo de Pdvsa, que había viajado con Antonini en el jet de Enarsa. Tal como el valijero hilvanó el relato, queda difuso si conocía o no todo el supuesto envío de dinero que venía en vuelo.

De traje oscuro, camisa blanca y corbata roja, el valijero habló algo nervioso ante el jurado, con un inglés cerrado. Hasta ahora no se refirió al destino del dinero. ¿Y qué hacía en el avión de Enarsa? Se subió, dijo, por invitación de Uberti y de Uzcátegui. “Ibamos a hablar de un negocio por un gasoducto en Argentina y me pareció bueno ir”, afirmó. Pero en el viaje, aclaró, no tocaron el tema porque había demasiadas turbulencias y miraron una película.

“Una vez en el aeropuerto, las maletas eran puestas en camionetas que esperaban allí (...) en un momento un agente de Aduanas dijo que las trajeran todas de vuelta porque había que controlarlas. Pero nadie le hizo caso, no les importó para nada y todos se fueron”, contó. El, de acuerdo con su versión, en plan de ayudar a pasar el equipaje, agarró “la última maleta que quedaba” y fue entonces que una agente le preguntó qué traía. “Yo le dije ‘deben ser libros’, porque era pesada”, dijo que contestó. Cuando la abrieron, aparecieron los billetes. Junto a él, comentó, estaba Uzcátegui hijo, que puso cara de desconcierto. Uberti, cerca, se encogió de hombros. En el vuelo también venían el titular de Enarsa, Exequiel Espinosa, tres ejecutivos de Pdvsa y la secretaria de Uberti, Victoria Bereziuk.

El testigo estrella de Miami –imputado en Argentina– se refirió a una escena llamativa en el momento del conteo del dinero, en la que Uzcátegui hijo puso algunos de los fajos con dólares en un portafolios del propio Antonini. “Yo le decía a la funcionaria de la Aduana que ese dinero no era mío (...) También me metían dinero en los bolsillos de mi saco”, dijo. “Eran unos 30 mil dólares” que en Miami, señaló, le entregó al FBI. También sostuvo que firmó un acta donde aceptaba que los 800 mil dólares eran suyos porque alguien de la Aduana le sugirió que sería la solución al problema.

Los hechos en cuestión sucedieron en la madrugada del 4 de agosto de 2007. Antonini se quedó en Buenos Aires hasta el 7, cuando partió rumbo a Miami vía Montevideo. En el ínterin pasaron dos cosas, según relató ayer, además de su encuentro con Uzcátegui. Uberti fue a verlo, dijo, al hotel Sofitel y le ofreció “lo que quisiera de la Argentina” por haberle hecho “un gran favor para él y para el país” al atribuirse la propiedad del dinero. El lunes 6, añadió, pasó por la Casa Rosada para la firma del convenio entre el ex presidente Néstor Kirchner y su par venezolano, Hugo Chávez. Allí, comentó, volvió a ver a Uberti y se cruzó con el ministro de Planificación, Julio De Vido, que –describió– lo saludó con una palmada.

Ante la Justicia porteña, Uberti dijo que la valija no era suya, que no conocía a Antonini, que lo dejó subir al avión a pedido de Uzcátegui padre y que no volvió a verlo desde el entuerto en Aeroparque. De Vido presentó un escrito cuando se conocieron las grabaciones donde Antonini dice que él y Uberti le dijeron en la Rosada que se quedara tranquilo. En un comunicado enfatizó que no conoce “al prófugo y nunca tuvo contacto con él”.

Al día siguiente del acto en Casa de Gobierno, el valijero dejó la Argentina. En Miami, narró, sus amigos Franklin Durán y Carlos Kauffman le advirtieron “que estaba en un gran problema, que si decía la verdad sobre el origen y destino del dinero me perseguirían los gobiernos de Argentina y Venezuela y que mis dos hijas corrían riesgo”. Fue entonces, aseguró, que habló con una abogada y se contactó con el FBI. En rigor, diga lo que diga, no termina de quedar claro si no fue el FBI el que se contactó con él o si, incluso, no tenía una vinculación previa con esa agencia. El hecho es que –ya sea para evitar la extradición a la Argentina y/o para esquivar alguna acusación en Estados Unidos– comenzó a colaborar como para generar un juicio allí contra sus ex socios –en negocios de petróleo y armas–, los grabó y, menos él, están todos presos.

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El venezolano reapareció algo más flaco y canoso que antes del escándalo.
Imagen: EFE
 
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