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A partir de hoy y hasta mañana se reunirá en Buenos Aires la Comisión Permanente del Episcopado Católico que preside el arzobispo porteño cardenal Jorge Mario Bergoglio. Si bien la agenda oficial se refiere sobre todo a cuestiones de índole intraeclesial y a varios asuntos que resultan de la reciente asamblea electiva de la jerarquía católica (nombramiento de secretarios de comisiones y colaboradores, entre otras cuestiones), los obispos se dedicarán también a analizar detalles de la actividad que se realizará el 22 de diciembre en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, en la ciudad del mismo nombre. En esa ocasión se efectuará una ceremonia religiosa de acción de gracias presidida por Bergoglio y de la que participará Cristina Fernández. La presencia de la Presidenta fue confirmada por ella misma al titular del Episcopado en el reciente encuentro en la Casa Rosada.

Los obispos vienen preparando con mucho detalle la ceremonia de Luján con la que se conmemorará el 30º aniversario de la mediación del papa Juan Pablo II, a través del cardenal Antonio Samoré, que permitió arribar a un tratado de paz con Chile evitando el enfrentamiento armado por el diferendo del Beagle. Entonces los dos países eran gobernados por dictaduras militares.

Parte del cuidado que han tenido los obispos en la preparación del acto ha quedado de manifiesto en la elección de quienes cumplirán diferentes roles. El anfitrión, por ser el obispo del lugar, será el arzobispo-obispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, uno de los miembros de la jerarquía católica que más diálogo mantuvieron con el Gobierno, aun en los momentos más tensos de la relación entre Néstor Kirchner y Jorge Bergoglio. Radrizzani será el encargado de recibir a Cristina Fernández en la catedral y de acompañarla cuando termine el acto religioso hasta una tarima que se montará frente al atrio, para que desde allí haga uso de la palabra.

La ceremonia religiosa será presidida por el cardenal Bergoglio y de ésta participarán la mayoría de los obispos argentinos. La homilía, en cambio, estará a cargo del titular de la Comisión de Justicia y Paz y presidente de Pastoral Social, Jorge Casaretto. Dado que se trata de una misa por la paz y éste será el tema central, la intervención de Casaretto tiene que ver con su función pastoral, si bien nadie desconoce que a los oídos de gran parte de los funcionarios del Gobierno el discurso del obispo de San Isidro suele ser mucho más agradable que el de Bergoglio. La homilía de Casaretto volverá a insistir sobre la importancia del diálogo como camino para encontrar la justicia y retomará cuestiones centrales del documento recién divulgado por los obispos (“Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad”) insistiendo en la búsqueda de transformación de “habitantes a ciudadanos”. Se extendieron invitaciones a todos los poderes del Estado y a representantes políticos del oficialismo y la oposición. El vicepresidente Julio Cobos ya confirmó su participación.

La “misa de acción de gracias” que se celebrará en Luján coincidirá con un acto similar que se efectuará en Santiago de Chile, con la participación del Episcopado chileno y la presidenta de aquel país, Michelle Bachelet. La mandataria chilena también hará uso de la palabra y se están realizando las coordinaciones necesarias para que las palabras de las dos presidentas se vean y escuchen por televisión en las dos naciones.

Pero éste no será el único tema de los obispos argentinos reunidos en la Comisión Permanente. A pesar de la reciente realización de la asamblea general, habrá también un tiempo dedicado al análisis de la situación bajo el título de “intercambio pastoral” y a la preparación de la visita “ad limina” que todos los obispos argentinos realizarán al Vaticano en tres grupos, durante 2009, para ofrecer un informe directo y personal al papa Benedicto XVI.