El lanzamiento del megaplán de obras públicas estaba previsto. El anuncio de los 200 pesos extra para jubilados y pensionados, no. Pero había expectativas de que dentro de las medidas pro actividad y pro consumo que viene tomando el Gobierno desde hace un par de semanas hubiera algunas destinadas a inyectar dinero en efectivo en los bolsillos de una parte de la sociedad. La anterior medida en esa línea fue enviar al Congreso el proyecto de ley para eliminar la tablita deMachinea, que permitirá deducir todo lo deducible del impuesto a las Ganancias a quienes tenían esa facultad acotada. En la práctica implicará un aumento del sueldo del bolsillo importante para los que ganen más de 7000 pesos mensuales. Ahora resta saber si el beneficio se podrá materializar antes del pago del aguinaldo de fin de año.

La segunda medida para alentar el consumo de fin de mes fue la anunciada ayer para los jubilados y que había generado algunas dudas a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Al igual que en el caso de la derogación de la tablita de Machinea, la Presidenta mandó hacer y rehacer las cuentas a los funcionarios implicados para ver si el Estado tenía suficientes espaldas para soportar las mermas en la caja.

Unas semanas atrás, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el director de la Anses, Amado Boudou, habían trabajado sobre un proyecto que le presentaron a la Presidenta para dar un aumento porcentual de las jubilaciones y pensiones.

En las cercanías de Cristina dicen que el esquema –que era el posible para un aumento general– no le cerró porque implicaba que para las jubilaciones y pensiones más bajas (más del 80 por ciento de los beneficiarios del sistema previsional) el incremento fuera sólo de 35 pesos.

Esa cifra no tendría impacto económico y mucho menos impacto político. Por eso mandó que se trabajara en un esquema de cifra fija por única vez para todos los jubilados, respetando más o menos el mismo monto global que hubiera significado el aumento en las jubilaciones.

El resultado que le llevaron –200 pesos– sí entusiasmó a la Presidenta, porque ese número sí debería incidir en el consumo de fin de año. “Es un sector vulnerable al que le van a venir muy bien estos 200 pesos y además va a ser volcado en su totalidad al consumo”, le explicaba ayer un funcionario a Página/12.

La otra opción, la del aumento porcentual, tenía como ventaja subir un poco el piso de las jubilaciones para recibir el aumento de marzo, el primero obligado por la ley de movilidad que restableció el oficialismo hace unos meses. Pero la contrapartida era –como lo definió un funcionario– que “no se iba a notar”.

En cuanto al plan del obras públicas de 111 mil millones de pesos (de los cuales 57 mil millones ya están garantizados y se invertirán en 2009), la Presidenta al anunciarlo ayer buscó remarcar que, a diferencia de las otras medidas, no se trata de un plan de contingencia, como se había afirmado desde la oposición el fin de semana pasado, tratando de señalar que carecía de planificación a largo plazo.

A la Presidenta le molestó mucho esa caracterización que se hizo del programa de inversión en obras públicas. Sucede que lo anunciado ayer forma parte del Plan Estratégico Territorial, que la Presidenta lanzó junto al ministro de Planificación, Julio De Vido, el 17 de marzo pasado. En ese momento se dijo que el plan tenía alcances hasta 2016, en coincidencia con el Bicentenario de la Declaración de la Independencia. Por eso le molestó que se lo pretendiera incluir como un paraguas anticrisis sacado de la galera.

De todos modos, es innegable que el Gobierno tiene con este plan una herramienta poderosa para crear empleo y activar sectores de la economía que podrían ser dañados por la crisis internacional.

“¿Con el dinero extra para los jubilados y el plan de obras públicas habrán terminado los anuncios de medidas para este año o queda algo más para implementar en los pocos días hábiles que restan?”, quiso saber Página/12. La respuesta de una alta fuente del Gobierno fue: “Algún anuncio más puede haber antes de Nochebuena”.