Viernes, 19 de diciembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA ESTABA EN LA EX ESMA AL CONOCERSE LA RESOLUCION
“Hoy es un día de vergüenza para los argentinos, para la humanidad y también para nuestro sistema judicial”, exclamó ayer la presidenta Cristina Fernández, que fue sorprendida por la resolución de Casación cuando se encontraba encabezando la entrega de los premios Azucena Villaflor y el cambio de nombre de la ex plaza de armas de la ESMA.
Al referirse a la decisión de excarcelar a ex represores de la ESMA, la jefa del Estado estimó que “hay cierta perversidad” en la decisión de la Cámara de Casación Penal, y señaló que “la libertad es ordenada porque han transcurrido varios años sin que se los juzgue por los jueces inferiores”.
“Espero que lo resuelva el mismo sistema judicial para honor y dignidad de todos los argentinos”, advirtió.
Junto a su esposo Néstor Kirchner, ministros, dirigentes de los derechos humanos y el embajador de Francia, Frederic Baleine Du Laurens, la Presidenta recordó justamente que Astiz ya fue condenado en Francia “mientras aquí, nuestro sistema judicial lo libera, esto es muy difícil de explicar en el exterior” expresó.
“La Justicia argentina –agregó– o miembros que pertenecen a ella ordenan la liberación de las personas que acusadas por violación masiva en este mismo espacio avergüenzan a la Argentina y a la humanidad.” Y advirtió que “si alguno cree que de esta manera envía mensajes o piensa que pueda torcer la voluntad de la sociedad argentina, si piensan que pueden tal vez amedrentarme porque soy mujer que lo olviden, nunca lo van a lograr”.
La Presidenta estaba en el Espacio de la Memoria (ex ESMA) para la entrega de los premios que llevan el nombre de la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo. La entrega, al escritor Osvaldo Bayer y a Sara Russ, sobreviviente del Holocausto y madre de un desaparecido, se hizo en el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La presencia del embajador galo se debió a la presentación de una muestra fotográfica por los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nombre que llevará a partir de ahora la ex plaza de armas de la ex ESMA.
“Hoy debía ser un día de paz –había comenzado–, de serenidad y de justicia, pero una vez más –y aquí no creo en señales ni casualidades sino en mensajes muy fáciles de descifrar– la Justicia ordenó la libertad de personas, que acusadas de violación masiva a los derechos humanos, avergüenzan al país y a la humanidad”.
“Hay límites que no estoy dispuesta a trasponer –puntualizó– y son la dignidad de las instituciones y de la República ante la humanidad y el resto de las naciones. Me daría vergüenza que sea el tribunal de otro país el que termine juzgando a los represores.”
En el palco, junto a la presidenta, además de Néstor Kirchner, se encontraban los ministros Julio De Vido y Florencio Randazzo, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde; el dirigente de la CGT Julio Piuma-tto y el legislador porteño Juan Cabandié. También se encontraban la titular de Abuelas, Estela Carlotto; la compañera de Rodolfo Walsh, Lilia Ferreyra, y Madres de Plaza de Mayo
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