Mauricio Macri invitó ayer a todos los partidos de la oposición a firmar un “convenio” en el que se comprometan a “trabajar juntos en algunas leyes” y a desarrollar “una campaña sin agresiones”. El jefe de Gobierno –quien, además, consideró “fantasioso” pensar en juntar a todo el arco opositor– trató de copar así el centro de la escena, pero en verdad su idea venía circulando ya entre las otras fuerzas enfrentadas al kirchnerismo. De hecho, la misma Elisa Carrió había dicho más temprano que imagina que “aunque haya listas separadas, la oposición va a estar unida en los acuerdos, en los principios”, y en la reunión del Comité Federal del radicalismo también se planteó la necesidad de impulsar una “agenda parlamentaria opositora”. “El temario legislativo ha sido construido durante el último año en el Congreso y ya está, no es un invento de Macri; que no trate de primerearnos”, se quejaron en la UCR y la Coalición Cívica.

Macri formuló su “invitación” en una conferencia de prensa que fue convocada de urgencia sin develar el motivo. “Va a hacer un anuncio de alto impacto político”, se limitaron a decir sus allegados y dieron así lugar a las conjeturas sobre la posibilidad de que propusiera la unión de toda la oposición para enfrentar en las urnas al kirchnerismo.

No a la hora señalada, que era las 17.15 y hubiera sido lo PRO, sino más tarde para dar lugar a que la Mesa de Enlace agropecuaria terminara la conferencia en la que anunció la vuelta del lockout, Macri apareció en el Salón Blanco de la Jefatura de Gobierno junto a su ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y el embajador español en la Argentina, Rafael Estrella. Junto a ellos dio cuenta de la puesta en marcha del proyecto del Centro Cultural de España en el edificio donde funcionaba el Padelai y después los invitó a retirarse para hacer su “anuncio”.

“Quiero invitar a todos los partidos de la oposición a que firmemos un convenio, algo similar al Pacto de la Moncloa, aunque más chiquito. Buscamos que esta elección sea un antes y un después, que haya una campaña sin agresiones, con acuerdos legislativos, donde nos comprometamos todos a devolverle al país una fortaleza que ha perdido a través de las sucesivas chicanas del gobierno nacional”, arrancó Macri.

Además del pacto de no agresión durante la campaña electoral y de la elaboración de una agenda legislativa para impulsar de manera conjunta a partir del próximo 10 de diciembre, con la llegada de la nueva camada de legisladores al Congreso, el jefe de Gobierno porteño planteó otro punto de acuerdo: que los opositores se ayuden entre sí para fiscalizar las elecciones. “Siempre ha habido problemas con la fiscalización, por eso hemos propuesto la boleta única y esperamos que se apruebe también a nivel nacional”, argumentó.

Macri descartó, en cambio, un acuerdo electoral con las otras fuerzas de la oposición. “Hoy estamos proponiendo esto que es un enorme paso adelante”, dijo y agregó que “resulta un poco fantasioso” hablar de una coalición que reúna a todos los opositores. “No está en los planes. Tenemos que consolidar lo que tenemos”, respondió el jefe de Gobierno cuando volvieron a insistirle con ese tema y afirmó que “es importante mantener buen diálogo, generar respeto, pero no se puede armar alianzas porque sí”.

El temario legislativo que Macri propuso consensuar con el resto de la oposición no es novedoso. Según precisó, la agenda debería incluir, entre otras cosas, la derogación de los superpoderes, la modificación del Consejo de la Magistratura, cuestiones vinculadas con la seguridad y las retenciones al sector agropecuario.

“Frente al planteo de extrema confrontación y división que hace el Gobierno, hay que mostrar que hay esperanza para adelante después del kirchnersimo. Es necesario que la gente tenga claro que, en caso de que triunfe la oposición, hay un futuro de previsibilidad y seriedad”, apuntó Federico Pinedo, quien desde la presidencia del bloque PRO viene articulando en el Congreso los acuerdos entre esa fuerza y el resto de la oposición.

Los mismos asuntos legislativos mencionados por Macri aparecen listados en la declaración que un rato antes de la aparición pública del jefe de Gobierno surgió de la reunión del Comité Federal de la UCR con el planteo de impulsar “una agenda parlamentaria opositora”. El presidente del radicalismo, Gerardo Morales, declaró que a la convocatoria de Macri “no es una novedad y no agrega nada, es lo mismo que venimos haciendo” y ratificó que el radicalismo “no hará un acuerdo” electoral con el frente que el jefe de Gobierno armó junto a Felipe Solá y Francisco de Narváez.

El titular de la UCR porteña, Carlos Más Vélez, completó la respuesta de ese partido: aseguró que los radicales “no desarrollan campañas agresivas”, pero “en la ciudad tenemos una mirada muy crítica de la gestión de Macri y no vamos a dejar de marcarlo”.

La reacción en la Coalición Cívica fue casi calcada a la del radicalismo. “Nosotros la agenda ya la tenemos: superpoderes, autonomía y autarquía del Indec, Consejo de la Magistratura, cambios en el sistema de decretos de necesidad y urgencia y que los derechos de exportación deben ser decididos por el Congreso; son todas cuestiones que la oposición ha venido votando en conjunto”, enfatizó la diputada Patricia Bullrich.

Desde la Legislatura también se sumó el titular del bloque de esa fuerza, Enrique Olivera. “El jefe de Gobierno se refirió a lo que venimos diciendo desde hace tiempo: los desatinos del gobierno nacional y las crisis local e importada exigen que la oposición construya puentes de colaboración para afrontar la emergencia económica y social que ya está pegando fuerte”, manifestó.

El presidente de la bancada de diputados del SI, Eduardo Macaluse, rechazó la “invitación” de Macri y advirtió que “está teñida de oportunismo político”. También afirmó que esa fuerza no participará de la opción oficialista “con Néstor Kirchner recostado en el PJ más ortodoxo de los intendentes del conurbano bonaerense ni en la oposición que nuclea a la vieja Alianza y ex menemistas”.