Miércoles, 1 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › SOSPECHAS POR LA DERROTA
La diferencia entre los votos de algunas listas de concejales y la de diputados generó suspicacias. Hablan los intendentes.
Por Martín Piqué
En un movimiento que proclama la lealtad como uno de sus principios básicos no sorprende que cada tanto surjan acusaciones de traición. ¿Será que lo que se proclama demasiado en el discurso no se cumple en los hechos? La elección del domingo volvió a alimentar las sospechas, las hipótesis conspirativas y las respuestas que buscan despejar dudas. ¿Los intendentes del Conurbano hicieron todo lo que estaba a su alcance para que les fuera bien a Néstor Kirchner y a Daniel Scioli? ¿Hubo estrategias de autopreservación para garantizar un buen resultado en el terruño propio? La respuesta podría estar en la comparación entre los números que el Frente Justicialista para la Victoria obtuvo a nivel nacional con los guarismos que los intendentes oficialistas cosecharon en sus municipios. Los casos más comentados fueron La Plata, Tigre, Berazategui y Ezeiza. Estas situaciones involucran al jefe de Gabinete, Sergio Massa (intendente en uso de licencia en Tigre), y a los jefes comunales Pablo Bruera (La Plata), Juan José Mussi (Berazategui) y Alejandro Granados (Ezeiza).
La teoría de la traición fue cobrando fuerza a partir del contraste entre los porcentajes obtenidos para diputados nacionales y para concejales. En Tigre, donde la primera candidata a concejal fue Malena Galmarini de Massa, Kirchner obtuvo el 39 por ciento de los votos, mientras que la esposa del jefe de Gabinete reunió el 53 por ciento. Tanto la campaña de Malena Massa en Tigre como la de Gabriel Bruera, hermano del intendente platense, en la capital provincial mostraron una evidente distancia con los eslóganes, colores y hasta la estética de la campaña dupla Kirchner-Scioli. En Tigre, Massa identificó su campaña con el color naranja. En La Plata, Bruera eligió el verde para los spots televisivos que aparecieron en cada partido de Estudiantes. La campaña de Kirchner-Scioli se caracterizó por el color azul oscuro y el lema “Nosotros hacemos”. Bruera también hizo repartir casa por casa una lista “espejo” de concejales y legisladores provinciales, sin candidatos a diputados.
La alternativa le dio algún rédito: la diferencia entre lo que cosechó Kirchner para diputados nacionales (21 por ciento) y lo que obtuvo Bruera para sus concejales (34 por ciento) alcanzó el 13 por ciento. El debate sobre el compromiso (o la falta de) que tuvieron los intendentes probablemente siga escalando en los próximos días. Algunos hechos recientes incrementaron esas visiones conspirativas. Como la entrevista que dio el lunes después de las elecciones, Francisco de Narváez agradeciendo la ayuda que le habían dado algunos intendentes peronistas y nombró, sorpresivamente y sin tapujos, al histórico jefe comunal de Tres de Febrero, Hugo Curto.
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