EL PAíS › LOS CONTACTOS DE DUHALDE CON REUTEMANN, DE NARVAEZ Y MACRI

Crónicas de peronismo disidente

El ex presidente se reunió con varios gobernadores y quiere dialogar con el ex Fórmula Uno. Con el ex dueño de Casa Tía está mal, pero mejoró su relación con el jefe de Gobierno porteño, quien recordó cuando le ofreció ser candidato a presidente.

 Por Werner Pertot

Eduardo Duhalde no se queda quieto. En los pocos días en que estuvo en la Argentina se reunió con los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco), José Luis Gioja (San Juan) y habló por teléfono con José Alperovich (Tucumán) y con Alberto Rodríguez Saá (San Luis), entre otros. Tras su larga estadía en Europa, Duhalde se fue de viaje nuevamente a un spa en Costa Rica. Volvió ayer. Piensa dialogar con Carlos Reutemann, con el que se ve en roles complementarios: uno conduciendo el reordenamiento del peronismo y el otro como su candidato presidencial. Su relación con Francisco de Narváez, por otra parte, pasa por su peor momento, pero el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, redescubrió su afinidad, en plan de seducir al peronismo detrás de su propia candidatura presidencial. Elogió a Duhalde en público e incluso se acordó de un ofrecimiento que le hizo en 2002 para que fuera su candidato a presidente.

Con los gobernas

Cerca de Duhalde dejaron trascender que el ex presidente estuvo reunido con Daniel Scioli. En el entorno del gobernador bonaerense lo negaron rotundamente. “Aunque, si hubiera existido, no sería un crimen”, le aclaró a Página/12 un dirigente muy cercano al ex motonauta. Según el relato duhaldista, estuvieron juntos dos horas el jueves 9 de julio en la quinta de San Vicente de Duhalde, quien le recomendó a Scioli que se dedicara a gobernar. Siempre según esta versión, Duhalde le planteó que con la candidatura con Kirchner se cavó su propia fosa: “Daniel, con vos no hay ninguna animosidad, pero ¿qué te creías? ¿Que esto era gratis?”.

Duhalde también estuvo con Luis Barrionuevo, Carlos Ru-ckauf y Gerónimo “Momo” Venegas. Sus operadores siguieron hablando con buena parte de los intendentes con la idea de organizarle una reunión en los días por venir. En sus charlas, volvió a insistir con su idea de fortalecer al peronismo mediante una liga de gobernadores. Está trabajando, en tanto, para recuperar poder en el congreso del PJ bonaerense y asegurarse un lugar desde donde pueda tallar a nivel nacional. “Muchos lo miran como un potencial ordenador, sobre todo, porque no es competencia para la presidencial”, se sincera uno de los consiglieri de Duhalde, quien advierte que en eso está pensando Reutemann. El ex gobernador santafesino tuvo contactos los operadores de Duhalde. “Lole es un jefe político y puede hacer acuerdos, pero no admite liderazgos por encima”, bajó un cambio un lugarteniente del ex conductor de Fórmula Uno.

La nueva política

De Narváez dejó en claro que no piensa atender al ex presidente. “Si pretende usar a De Narváez para una construcción política, se equivoca”, remarcó hace poco, hablando de sí mismo en tercera persona. Están peleados desde que tuvieron diferencias sobre el armado de las listas y la desperonización de la campaña. En el cancionero bonaerense, hay una estrofa escrita sobre los desaires que se propinaron entre sí. Los de De Narváez fueron públicos: excluyó de las listas a Carlos Brown, Osvaldo Mércuri y Jorge Sarghini, todos hombres de confianza del ex presidente. Pero también hubo otros por parte de Duhalde, menos conocidos. Según reseñan en su entorno, el más pintoresco ocurrió cuando Antonio Arcuri trató de reconciliarlos. En una reunión con De Narváez, en la que discutían las listas en San Vicente, le dijo: “Vos te tenés que dejar de joder con Duhalde. No pueden estar peleando”. “Sí, nos tenemos que juntar. Pero en público tengo que mantener distancia”, le contestó De Narváez.

Arcuri se ofreció a gestionar el encuentro. Es un hombre de extrema confianza de Duhalde: durante años dirigió el Fondo de Reparación del Conurbano. El día que estaba por irse a Europa, el ex presidente accedió. “Dejá lo que estés haciendo y vení, que lo vamos a ver al Cabezón”, le propuso Arcuri a De Narváez. Fueron hasta la quinta en San Vicente, pero cuando llegaron los recibió el casero con una sorpresa: “El doctor se fue antes, porque le adelantaron el vuelo”, lo excusó.

Por estos días, De Narváez devuelve gentilezas: lo ningunea a Duhalde como parte del pasado. Los duhaldistas se suben el precio: aseguran que sin ellos no podrá ganar la gobernación. “Mirá que Sergio Massa se está preparando”, vuelan las advertencias. Cerca del Colorado ponen distancia y aclaran que Alfredo Atanasof es amigo de los dos, pero no hace de puente. Barrionuevo estuvo haciendo gestiones para volver a juntarlos, sin éxito.

Con Macri, en cambio, las cosas cambian. “A diferencia del Colorado, Mauricio lo quiere escuchar a Duhalde”, comenta el contertulio de Duhalde. El jefe de Gobierno quiere abarcar con su candidatura a la mayor parte posible del peronismo. Por eso se acordó, cinco años más tarde, de un ofrecimiento que le hizo Duhalde para que fuera candidato a presidente.

Un poco de historia

Corría diciembre de 2002. Se levantaba el corralito, los movimientos piqueteros inundaban las calles a un año de la represión del 20 de diciembre, la CTA lanzaba un movimiento político y social, los radicales se acusaban unos a otros de fraude en sus internas abiertas y Macri era presidente de Boca. Por esos días, lo convenció a Carlos Bianchi de que volviera a dirigir el club de sus amores. “Con mis equipos estamos elaborando un programa para gobernar el país y la ciudad de Buenos Aires –explicaba Macri–. Pero hasta que no tenga un proyecto terminado, soy más candidato a 10 de Boca que a otra cosa.”

Quizás algo así le contestó a Duhalde cuando le propuso ser su candidato. Menem se alistaba para competir, Reutemann le era esquivo (“Ni Duhalde es mi candidato, ni yo el de Duhalde”, decía) y el entonces presidente se quedaba sin opciones. Duhalde levantó el teléfono y llamó a su jefe de la SIDE, Miguel Angel Toma. “¿Cómo venís vos en Capital?”, le preguntó. “Y yo pienso en Scioli para jefe de Gobierno. Mirá, Mauricio quiere cortarse solo”, le contestó el dirigente del PJ capital.

Entonces, Duhalde lo mandó a llamar al “cartonero”, como le dice cariñosamente a Macri. La cita fue en la quinta de Olivos. Fue un martes, cerca de las 11 de la mañana. “¿Vos pensaste en ser candidato a presidente?”, avanzó. “Bueno, sí, es una larga carrera”, le contestó el empresario. “No, pensalo, porque en esta circunstancia no sé si no te apoyamos”, le planteó Duhalde. Quienes lo vieron dicen que Macri se quedó helado. Finalmente, le pidió el apoyo del PJ para ser jefe de Gobierno. Lo obtuvo cuando Scioli se sumó a la fórmula presidencial y perdió contra Aníbal Ibarra de la mano del PJ. “En ese momento, medía como la gran puta. Pero se asustó”, reseñan los duhaldistas, ahora concentrados en el tablero del peronismo. Y Duhalde siempre fue un amante del ajedrez.

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Mauricio Macri redescubrió en los últimos días su afinidad con Eduardo Duhalde.
Imagen: DyN
 
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