EL PAíS › EN EL GOBIERNO ANALIZAN CONTRARRELOJ UN CONJUNTO DE NUEVAS MEDIDAS PARA EL SECTOR AGROPECUARIO

Una oferta bajo el brazo para iniciar el diálogo

La alternativa que evalúa Cristina Fernández de Kirchner es anunciar una baja de las retenciones al trigo y al maíz. También tiene en carpeta subsidiar la producción de novillos pesados y subir las compensaciones a los tamberos.

 Por Fernando Krakowiak

En el Gobierno están analizando contrarreloj un conjunto de medidas para el sector agropecuario. La intención es convocar a la Mesa de Enlace al Consejo Económico y Social con una oferta bajo el brazo para tratar de descomprimir ese frente de conflicto lo antes posible. Una de las alternativas que evalúa Cristina Fernández de Kirchner es anunciar una baja de las retenciones al trigo y al maíz. Lo del trigo es casi un hecho y la reducción podría ser de hasta 10 puntos. De ese modo, se busca incentivar la última etapa de la siembra en la tradicional zona triguera del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Con el maíz la intención es hacer algo similar para que durante la siembra de la cosecha gruesa, que comienza en septiembre, no se profundice la sojización, pero el impacto fiscal es alto y las dudas se multiplican. El propio secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, le advirtió a la Presidenta que una baja muy pronunciada impactaría fuerte en el monto de las compensaciones que se destinan al sector privado para alimentar cerdos, pollos y vacas. Otras de las medidas en carpeta son subsidiar la producción de novillos pesados para que aumente la oferta de carne y subir las compensaciones a los tamberos.

En la actualidad, el trigo paga un 23 por ciento de retenciones y podría bajar a 13 por ciento. Incluso algunos funcionarios se inclinan por reducirlas todavía un poco más y dejarlas en 10 puntos. El costo fiscal inmediato será prácticamente nulo porque no hay un remanente exportable significativo y se les daría una señal fuerte a los productores en plena cosecha fina. La medida llegaría tarde para Santa Fe y el norte de la provincia de Buenos Aires donde la siembra ya casi concluyó, pero en el sudeste bonaerense todavía restan cerca de quince días para que concluya la siembra del ciclo corto que se cosecha entre fines de diciembre y enero. Es la zona triguera tradicional donde se concentra cerca de la mitad de la producción triguera y donde las lluvias de las últimas semanas ya otorgaron un primer incentivo. Los partidos más representativos de ese núcleo son Necochea, Lobería, Tandil y Tres Arroyos.

La medida también podría ser un aliento para los productores de Villarino, Carmen de Patagones, Bahía Blanca y Puán, distritos ubicados al sudoeste bonaerense, pero allí la sequía viene haciendo estragos hace tres años y no hay baja de retenciones que revierta la falta de lluvias. Esa es la zona donde a comienzos de año el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, envió varios miles de toneladas de forrajes a un productor conocido para que los repartiera, sin avisarles a los intendentes, al ministro de Asuntos Agrarios de la provincia y al propio Cheppi, generando el malestar de los funcionarios.

La carpeta con las propuestas que le acercaron a Cristina Fernández de Kirchner también contempla una baja de las retenciones al maíz, que actualmente están en 20 por ciento. Eso también ayudaría a descomprimir la situación con los dirigentes rurales y evitaría que la soja siga avanzando dentro del conjunto de la tierra productiva. Los chacareros no son sojeros por una convicción ideológica sino sólo porque la oleaginosa es más rentable que los otros cultivos. En la actualidad, la soja cotiza mejor que el maíz, sus costos son más bajos y además los rindes son mayores porque la planta es sumamente versátil y resistente, tal como quedó demostrado durante la sequía. Si se llega a octubre en estas condiciones, la siembra de la cosecha gruesa marcará un predominio todavía mayor del “oro verde”.

Uno de los objetivos de la Resolución 125 fue revertir esta situación con una suba adicional de las retenciones a la oleaginosa, pero en el primer semestre del año pasado quedó ampliamente demostrado que ese camino está lleno de espinas. Por eso después se optó por ceder en parte ante los reclamos de los productores mejorando el precio relativo de los otros granos en lugar de bajar los de la soja. Eso fue lo que se hizo en diciembre, cuando se bajaron cinco puntos las retenciones al trigo y al maíz y es lo que se volvería a hacer ahora, aunque en el caso del maíz no será tan fácil como en el trigo.

El principal impedimento es el impacto adicional, mas allá de la menor recaudación proyectada por retenciones, que tendría sobre el gasto público debido a las compensaciones que se les pagan a los productores e industriales que producen cerdos, aves de corral y vacas. Un componente central de la alimentación de esos animales es el maíz, sobre todo luego de que la sequía redujera la oferta de forrajes. Por lo tanto, si las retenciones bajan el precio del maíz sube y la compensación oficial deberá ser mayor para evitar que los precios que paga el consumidor sigan el mismo camino. En los análisis que se estuvieron haciendo durante los últimos días ése es el principal escollo para avanzar con una reducción fuerte de las retenciones al maíz.

También se está evaluando compensar la producción de novillos pesados para incrementar la oferta de carne, ya que por la sequía se espera menos preñez. Ahora el Estado compensa a los feedlots para que engorden a los animales, pero no les pone como exigencia llevarlos a un peso mínimo y la mayoría de los establecimientos los vende cuando promedian los 260 kilos. Pagarles para que los lleven al menos hasta 430 kilos tendría como consecuencia más carne con el mismo número de cabezas, pero también aquí hay un problema a resolver. Eso supone que momentáneamente la oferta se va a reducir, pues muchos de los animales que se mandaban a faena con 260 kilos ahora seguirán engordando y faltarían en el mercado por dos o tres meses hasta convertirse en novillos pesados. Igual los especialistas sostienen que en algún momento hay que hacerlo y lo mejor es en el invierno, cuando la demanda baja.

Otra de las medidas en estudio es aumentar las compensaciones de 10 centavos por litro que recibe el 90 por ciento de los tambos del país. Algunos funcionarios recomiendan subirla 5 centavos por litro. El motivo son las crecientes quejas de los productores, que afirman estar en una situación desesperante por el incremento de sus costos. De conseguir una mejora se deberá sin duda a su creciente poder de lobby porque los números no se corresponden con el tenor de sus quejas.

El mes pasado la industria pagó 76 centavos por litro en promedio, sin contar la compensación oficial, y en la provincia de Buenos Aires ese monto llegó a 82 centavos porque el principal comprador es La Serenísima que vende la gran mayoría de la producción dentro del país y paga más. Eso es porque el precio internacional se derrumbó y lo que hoy sostiene el mercado es la demanda local. En mayo del año pasado, la cotización internacional de la tonelada de leche en polvo era de 4800 dólares y ahora es de “apenas” 2100 dólares, lo que equivale a 65 centavos por litro. Es decir, si toda la producción se exportara ganarían menos.

De hecho, los 76 centavos promedio que les pagó la industria en junio equivalen a 22 centavos de dólar y los productores de otros grandes países lecheros como Uruguay, Nueva Zelanda e Irlanda cobran actualmente entre 17 y 20 centavos de dólar. Es más, en el mejor momento de la convertibilidad los tamberos argentinos recibían 21 centavos de dólar, menos que ahora. Sin duda, la sequía incrementó sus costos porque debieron reemplazar forraje por maíz, aunque es muy difícil creer que a raíz de ello estén en situación de quebranto. Lo que les genera más impotencia es ver cómo la leche que ellos producen se vende a cerca de 3 pesos el litro en los supermercados, pero eso habla más de la desigualdad al interior de la cadena que de la supuesta crisis tambera. No obstante, su prédica constante y el poder de presión que ejercen están por dar nuevamente frutos.

La derrota de la Resolución 125 en el Congreso puso al Gobierno a la defensiva y desde entonces le ha venido concediendo numerosas medidas al sector rural para tratar de desactivar la protesta. Pese a ello, los dirigentes de la Mesa de Enlace dicen que lo hecho es insuficiente y van por más. Su objetivo es traducir el diálogo en nuevas concesiones oficiales. Algunas pueden ayudar a revertir la sojización o situaciones difíciles provocadas por la sequía, pero otras sin duda serán producto de una nueva correlación de fuerzas que desde hace un año los favorece.

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La reducción de las retenciones al trigo podría ser de hasta 10 puntos para incentivar la última etapa de la siembra en el sur de Buenos Aires.
Imagen: AFP
 
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