EL PAíS
La historia de la “orga” olvidada
Un libro recoge la documentación inédita del nacimiento y desarrollo de las FAP, el grupo revolucionario que nadie conoce.
Por Luis Bruschtein
“La mayoría de esta documentación todavía tiene el sello de la Cámara de Diputados, porque era del archivo personal del Negro Raúl Villaflor que le entregó a Rodolfo Ortega Peña, el único integrante del Bloque de Base”, recordó el juez Eduardo Duhalde al presentar el libro De Taco Ralo a la Alternativa Independiente, con la historia de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), una organización revolucionaria anterior a Montoneros. “Se conoce la historia de Montoneros y del ERP –señaló–, pero casi no se conoce la historia de las FAP y de otras organizaciones de aquella época, porque al ocultar la multiplicidad de expresiones políticas revolucionarias que existían fue también una forma más fácil para construir la teoría de los dos demonios.”
La presentación del libro se realizó en la Asociación de Empleados de Farmacia, en la calle Rincón al 1000, un lugar que seguramente la mayoría de los que llenaron el salón de actos hayan pisado en los años ‘60 en las reuniones conspirativas del peronismo combativo de aquellos años. Los sindicalistas enfrentados al vandorismo, los militantes de la JotaPe y los viejos cuadros de la Resistencia Peronista. De esa confluencia, inorgánica y caótica de los primeros años de los ‘60, sumados a los jóvenes que provenían del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara, surgieron las FAP.
“A mediados del ‘74 habíamos empezado a hablar –recordó Duhalde– Ortega Peña, Alicia Eguren, el Negro Raúl Villaflor, Toto Franco y otros compañeros, de unificar en una sola organización a distintas agrupaciones del peronismo revolucionario que no estaban en Montoneros. El Negro trajo su archivo con todos los documentos internos de las FAP como aporte a esa discusión, pero el asesinato de Ortega Peña la interrumpió.”
El Negro Raúl Villaflor había sido el testigo principal de Rodolfo Walsh en ¿Quién mató a Rosendo? Militante gráfico, hijo del primer intendente de Avellaneda y primo de Azucena Villaflor, que más tarde sería la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, venía de una familia peronista de origen anarquista. Fue el referente más importante de las FAP, secuestrado y desaparecido durante la dictadura, y su nombre fue mencionado más de una vez por los presentadores del libro, Eduardo Gurrucharri, uno de los fundadores de la Juventud Peronista, el obrero gráfico Eduardo Pérez, quien escribió la historia de la FAP, Duhalde que hizo la introducción y tenía el archivo documental, y Alfredo Ferraresi, quien junto al desaparecido Jorge Di Pasquale dirigían el combativo sindicato de Farmacia.
Duhalde destacó también que, a diferencia de otras organizaciones, como Montoneros, donde la mayoría de sus miembros se integraban al peronismo a través de ellas, los militantes de las FAP tenían una larga militancia en el peronismo anterior a la fundación de la organización. En 1971, las FAP, que habían sido la primera y la más fuerte de las organizaciones guerrilleras peronistas, desarrollaron la idea de “la alternativa independiente”. Las discusiones internas provocaron escisiones y la debilitaron al mismo tiempo que comenzaban a crecer los Montoneros y las FAR, que finalmente se unificaron junto con otra organización más pequeña, los Descamisados, y recibieron la afluencia de muchos cuadros que provenían de las FAP.
Gurrucharri destacó que en los documentos de las FAP se visualizaba al peronismo como una alianza de clases que no se podía sostener en la nueva situación que se planteaba tras el golpe del ‘55. Más conocedores del peronismo y de su líder, los dirigentes de la FAP eran también más escépticos en cuanto al rol que podría jugar Perón en esas condiciones. Sobre esa base desarrollaron la “alternativa independiente para la clase obrera peronista”, tomando distancia de las estructuras del movimiento justicialista.
Gurrucharri y Pérez recordaron también el congreso que se realizó en 1973 en Córdoba, donde se creó el Peronismo de Base, con lasorganizaciones de masas que seguían a las FAP. Se trataba de una “organización clasista, independiente del movimiento justicialista y cuyo objetivo era el socialismo”. Gurrucharri señaló que pese al corte histórico “cuando hoy veo la forma de construcción democrática y horizontal de la Aníbal Verón, por ejemplo, no puedo menos que recordar esas características tan propias de las agrupaciones del Peronismo de Base”. “La historia no da recetas políticas, pero ésta es una discusión que sigue pendiente –subrayó Pérez–, las soluciones surgen solamente de la elaboración teórica sobre una práctica concreta en una realidad concreta y también de una memoria histórica que hace a la identidad del pueblo.”