Domingo, 8 de noviembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › EN EL JUZGADO DE OYARBIDE YA HABLAN DE ASOCIACION ILICITA POR LAS ESCUCHAS
El principal sospechoso es sin duda el policía Jorge “Fino” Palacios, porque nadie cree que Ciro James tuviera el calibre para ser el jefe. El factor Macri, la situación del juez misionero y los delitos que se investigan.
Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann
En el juzgado de Norberto Oyarbide se habla de asociación ilícita, es decir, que hubo una organización que se dedicó al espionaje. Para los investigadores, el principal sospechoso de ser el jefe de la asociación ilícita sería el fallido jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios, porque el protagonista central, Ciro James, el que retiraba las cintas con las escuchas, se comunicó 150 veces con él en dos meses. Pero en Comodoro Py puede haber importantes novedades en la semana que se inicia el lunes. Se habla de otros espiados, de la situación de los jueces de Misiones que ordenaron la intervención telefónica y, sobre todo, desde el jueves se baraja muy seriamente la posibilidad de citar a Franco Macri, aunque se esperará el resultado de algunos entrecruzamientos telefónicos.
El caso del espionaje, adelantado en todos sus aspectos por Página/12, plantea una larga serie de interrogantes:
De entrada era violación a la ley de inteligencia, porque justamente pena a quien pincha ilegalmente teléfonos. Pero, además, falsedad de documentos públicos, porque todo consistió en armar causas truchas, descabelladas, para que jueces de Misiones ordenen las escuchas a la SIDE y las termine retirando James del edificio de Avenida de los Incas. Sin embargo, en los últimos días empezó a barajarse la posibilidad de imputar a varios implicados en el delito de asociación ilícita, que significa conformar una banda para realizar diversos delitos. La figura judicial es grave porque implica una casi segura prisión preventiva para el organizador o jefe.
El juez Norberto Oyarbide ha dicho públicamente que Ciro James, que tiene 34 años, no tiene la envergadura ni la experiencia para ser el jefe de esta operación ni sería la persona que cuenta con clientela de un nivel tan importante. Es que no sólo se escuchó a Sergio Burstein, integrante de la Agrupación Familiares de las Víctimas de la AMIA, sino también a empresarios como Carlos Avila, del mundo de la televisión y el fútbol, Alfredo Coto, dueño de una de las cadenas de supermercados más grande del país; el abogado Francisco “Pancho” Castex, que pertenece al poderoso estudio Iribarren; un director del grupo IRSA, Abraham Perelman, y el marido de Sandra Macri, Daniel Leonardo. Y se dice que habrá más nombres. Eso significa que se invirtió mucho dinero en la operación de espionaje y alguien –afirma el magistrado– está por encima de James. Hasta ahora las sospechas están puestas en Palacios. En primer lugar, por la increíble cantidad de llamadas que registran entre James y Fino. Todo indica que la actividad de James tenía total relación con Palacios. Pero, además, Fino fue jefe de James en la Policía Federal y está probado que fue quien lo llevó a la Metropolitana. Por otra parte, parece nítido que la escucha a Sergio Burstein, integrante de Familiares de las Víctimas de la AMIA, era del interés del propio Palacios.
la investigación?
Uno de los grandes objetivos del fiscal Alberto Nisman y del juzgado de Oyarbide es determinar quién encargó las escuchas. En este punto los cruces telefónicos son de máxima importancia. Por ejemplo, en el caso de Burstein, si las conversaciones entre Ciro James y Palacios se realizaban o no en momentos importantes de la operación. Pero, además, alguien encargó las escuchas a Avila, Coto, Castex, Leonardo y los nombres que, según parece, se conocerán esta semana. La lógica indica que, por normas de clandestinidad, James no conocía a quienes encargaban el trabajo ilegal, pero el entrecruzamiento de llamadas puede traer pistas importantes. Aunque no ha trascendido –salvo en el caso del esposo de Sandra Macri, que declaró de quién sospechaba–, las víctimas del espionaje han sugerido en forma extraoficial quién podría haber pagado las operaciones. De manera que en esos nombres habrá un punto de partida.
Como se sabe, Daniel Leonardo sostuvo en su declaración judicial que quien ordenó las escuchas en su celular fue su suegro, Franco Macri, aunque lo habría consultado con su cuñado, Mauricio. El jefe de Gobierno porteño negó tener algo que ver con la operación y argumentó ante este diario que es el miembro de la familia con mejor relación con Leonardo. Todo el proceso tiene que ver con un casamiento conflictivo: Leonardo es un parapsicólogo a quien Franco, el patriarca, nunca quiso tener en la familia. El propio Leonardo contó que Franco le ofrecía dinero y, según él, lo amenazó para que se divorcie de Sandra. Y las escuchas se produjeron –siempre de acuerdo con la versión del yerno– durante una etapa en la que el conflicto subió de tono. El gran problema es que el espionaje se canalizó por la misma vía que todos los demás: una causa totalmente falsa armada en Misiones, un juez que le ordena a la SIDE la intervención telefónica, ese mismo magistrado que autoriza el retiro de las cintas por parte de James y éste que, en Buenos Aires, se queda con las escuchas. Y lo cierto es que si se habla de James también entra en la mira Palacios, designado por Macri como jefe de la Policía Metropolitana, es decir hombre de su confianza en materia de seguridad. El juzgado, hasta el momento, ha citado a todas las personas nombradas por las víctimas del espionaje, de manera que todo indica que lo hará con Franco Macri, pese a que primero se hará un análisis de llamadas telefónicas realizadas por todos los protagonistas de esta historia. Un punto muy notorio es que pocos días después de concretarse la pinchadura del teléfono de Leonardo, Ciro James entró a trabajar al Ministerio de Educación porteño, en una función sobre la que no hay ninguna prueba: ni un informe ni un dictamen ni siquiera un mail de su supuesto trabajo de asesoramiento por 6000 pesos mensuales.
La situación es más que conflictiva. Los magistrados que ordenaron las pinchaduras sobre la base de causas totalmente descabelladas –se vinculó a Avila, Coto, Burstein, Leonardo, Castex, Perelman con homicidios, robos de bancos, piratería del asfalto– tienen que venir a declarar el martes ante Oyarbide y están citados como sospechosos. Lo más probable es que ni Horacio Gallardo ni José Luis Rey aparezcan por Comodoro Py. Es más, a través de una secretaria letrada, le pidieron a Oyarbide que se inhiba, algo que el magistrado no hará de ninguna manera. Como la conducta de los magistrados misioneros es tan sospechosa –al punto de que ordenaron pinchaduras a Avila en tres causas distintas–, será muy difícil que alguien los defienda en Misiones y lo más probable es que las cosas terminen en un jury de destitución. Esta semana se supone que habrá novedades importantísimas referidas a los magistrados.
La realidad es que esa versión de los hechos quedó fuertemente golpeada. Cada vez parece más claro que –para los investigadores– Palacios es el hombre clave de esta historia. Y lo cierto es que Macri defendió a Palacios a capa y espada. Pese a que fue retirado de la Policía Federal a raíz de una escucha en la que habló con un reducidor de autos, Macri lo llevó a Boca Juniors como jefe de seguridad. Y cuando estaba a punto de ser procesado como encubridor en el caso AMIA, lo nombró titular de la Policía Metropolitana. Lo que completa el panorama es que se termina descubriendo que Ciro James espiaba también a un integrante de la familia Macri por una interna del clan. Con todos estos elementos, parece difícil atribuirle a cualquiera una operación de infiltración cuando el supuesto infiltrado hablaba todos los días entre cinco y diez veces con Palacios, el hombre de Macri.
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