EL PAíS › MIRANDA RENUNCIARÍA O ADELANTARÍA LAS ELECCIONES

Un gobierno con plazo fijo

En una dura reunión que mantuvo con Pampuro y González García, el gobernador se comprometió a cambiar su gabinete en 15 días. No habrá intervención. El lapidario informe que hizo Chiche.

 Por Felipe Yapur

Renuncia o adelanto de las elecciones provinciales. Esas son las dos alternativas que baraja Julio Miranda, el gobernador tucumano que pasó la tarde de ayer en un casamiento mientras el hambre se cobraba dos nuevas víctimas. En este marco, la posibilidad de recurrir a la intervención federal sobrevuela cada vez con más fuerza en la Casa Rosada. Es una decisión difícil para Eduardo Duhalde, quien todavía necesita de los congresales del PJ tucumano que domina Miranda para cerrar su estrategia partidaria en contra de su archienemigo Carlos Menem. Sin embargo, el tucumano prefiere encerrarse en su despacho y escuchar a sus colaboradores que le repiten al oído una fantástica teoría sobre un inexistente complot nacional que hay contra su persona.
El martes, un devaluado Miranda se reunió con el secretario General de la Presidencia, José Pampuro y el ministro de Salud, Ginés González García. Fue un encuentro tenso. Según relató uno de los participantes a Página/12, Pampuro no anduvo con vueltas y le exigió a Miranda definiciones. Prácticamente fue un interrogatorio donde el funcionario le pidió el adelantamiento de las elecciones. Miranda accedió sin protestar y hablaron de unir la renovación tucumana con los comicios presidenciales del 27 de abril. Sin dejarlo respirar, Pampuro le “recomendó” una renovación total del gabinete provincial. “Sí, pero dame unos 15 días”, fue la respuesta del apichonado gobernador, una promesa que –Miranda sabe– será difícil de cumplir. Cuando a fines de octubre renunció el entonces ministro de Salud Julio Sangenis, el gobernador tucumano necesitó 15 días para encontrar el reemplazante que terminó siendo su médico personal, Enrique “Ricky” Zamudio, un hombre que cuando le preguntan cuántos desnutridos hay en Tucumán dice 12.000, 14.000 y 16.000 en menos de un minuto.
A Miranda la renuncia no lo convence. No porque no quiera. Su familia le implora que no lo haga: sabe que si pierde sus fueros la Justicia lo detendría por alguna de las 60 causas que pesan sobre su persona. Por ello el gobernador solo accedería a esta posibilidad si le pudieran garantizar “inmunidad”, es decir fueros que sólo conseguiría a través de un puesto de diputado o senador nacional. Esto es un verdadero problema para el gobierno nacional que ve que el nombre de Miranda en la boleta electoral perjudicará al candidato que Duhalde tiene en Tucumán, el senador nacional José Alperovich, un hombre que hoy tiene el mayor índice de intención de voto en la provincia.
Si no hay renuncia, la salida sería entonces el adelantamiento de los comicios. Sin embargo, el 27 de abril parece demasiado lejos para la sobrevida de Miranda, quien junto a sus funcionarios no deja de cometer errores. No sólo se aisló y desapareció mientars que Hilda “Chiche” Duhalde estuvo en la provincia para lanzar el Operativo Rescate, sino que además dejó que sus colaboradores lanzaran dardos contra la primera dama, se explayaran sobre la supuesta conspiración contra el mandatario provincial y negaran la magnitud de la crisis sanitaria de Tucumán.
Miranda recién pudo encontrarse con Chiche ayer por la mañana cuando la primera dama pasó por su despacho minutos antes de regresar a Buenos Aires. El encuentro fue frío y tenso, con frases cortas y el aviso que estará de regreso el próximo martes para quedarse el tiempo que sea necesario. El gobernador sólo atinó a comprometerse a acompañar la tarea de Chiche.
El informe que Chiche le entregará a su esposo será lapidario. Allí constan irregularidades en el otorgamiento de los planes Jefas y Jefes de Hogar y el “sospechoso” manejo del resto de los planes sociales. Si el país viviera una situación de normalidad, Duhalde no dudaría en firmar la intervención. Sin embargo, la indefinición de la interna partidaria obligaal Presidente a mantener a Miranda en su puesto. “Si intervenimos, el resto de los gobernadores pensarán que cualquiera de ellos puede ser el próximo y pueden huir hacia la tienda de Carlos Menem”, reconoció un funcionario nacional a este diario. Miranda conoce esa carta.
En Tucumán las criaturas siguen muriendo de hambre, ya son 14, y el gobernador sigue sin mover un dedo. Sus ministros tampoco. Por caso, el miércoles, el ministro de Gobierno, Fernando Juri, pasó el día pescando en un lago ubicado en el paraje de El Mollar, enclavado en los paradisíacos Valles Calchaquíes.
Los días de Miranda están contados.

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Chiche Duhalde regresó ayer de Tucumán. Antes, pasó unos interminables y fríos minutos con Miranda.
 
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