Miércoles, 21 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › EN VENEZUELA, CFK FIRMó VEINTICINCO CONVENIOS DE COOPERACIóN ECONóMICA CON CHáVEZ
La Presidenta y su par venezolano intercambiaron elogios y acordaron la transferencia de tecnología en generación y transporte de energía. Chávez confirmó que estará en Argentina en mayo, para la cumbre de la Unasur y para los festejos del Bicentenario.
Por Nora Veiras
Desde Caracas
Una alfombra roja que cubría la explanada del Palacio de Miraflores y la formación de la Guardia de Honor de Simón Bolívar, de uniformes también rojos, le dieron marco a la llegada de Cristina Fernández de Kirchner. El presidente Hugo Chávez la esperó en la puerta junto a su hija Rosinés y a una de sus nietas. Entraron y empezó la reunión bilateral que se extendió por casi dos horas. Se sabe que con el líder bolivariano nada es breve. La firma de veinticinco acuerdos de cooperación económica precedió al intercambio de elogios. “Estamos muy contentos de la densidad que va adquiriendo nuestra relación. No es clientelar sino estratégica”, remarcó la Presidenta. “Hace once años, cuando llegamos, Argentina estaba tan lejos del alma y el espíritu venezolano y hoy gracias a ustedes y a tantos venezolanos esto ha cambiado. Gracias a Néstor (Kirchner), que fue el osado y no dudó en llamar al dictador, al caudillo, al militarista”, provocó Chávez, haciéndose eco de los motes de sus detractores, y confirmó que estará en Buenos Aires para la cumbre de la Unasur (el 4 de mayo) y para los festejos del Bicentenario (el 25 de mayo).
En un salón plagado de empresarios argentinos y venezolanos, la locutora oficial leyó sólo catorce de los veinticinco convenios comerciales. La comitiva argentina estaba ansiosa por regresar y se decidió acortar los tiempos. La transferencia de tecnología en maquinarias agrícolas, en la producción de equipos de gas para automóviles y, sobre todo, en generación y transporte de energía concentraron la mayoría de los acuerdos. El líder bolivariano tuvo que limitar los comentarios sobre cada uno de los temas y llegó el momento de los discursos que le pondrían fin a la visita oficial de la presidenta argentina. Algunos temían que se repitiera la experiencia de enero del 2009, cuando al volver de Cuba la delegación argentina visitó Caracas y Chávez convirtió la ronda en un show que duró más de tres horas, matizadas por anécdotas, canciones y comunicaciones vía satélite con otras ciudades venezolanas.
CFK reiteró el “inmerecido” honor de haber sido elegida como oradora de orden en la Asamblea Legislativa del Bicentenario y Chávez aprovechó para soltar un piropo impensado. “Yo nunca había conocido a una persona tan modesta, menos un argentino –dijo desatando las sonrisas y aplausos de todos–. Ella dice que no merecía esa distinción, bien que la merece y su discurso ha sido una joya”, comentó antes de lamentar no poder llevar a la delegación argentina a recorrer el interior del país para que vieran “las vacas que son ya las nietas de las holando-argentinas que trajimos con Carlos Cheppi (el ex secretario de Agricultura), los tractores, las fábricas.”
“Me emocionó ver en una calle un mural del glaciar Perito Moreno con dos pingüinos”, dijo la Presidenta y como muestra del intercambio tecnológico, contó: “Llegué hasta acá en un ascensor de fabricación argentina”, de la empresa Servas. Chávez no se privó de una comunicación satelital con los trabajadores de una fábrica de tractores de origen argentino, instalada en el departamento El Sombrero, que “para 2012 estima producir 2 mil tractores y generó 1200 puestos de trabajo directo e indirecto”.
La Presidenta insistió con el nuevo paradigma que une a países de América latina a partir de la prueba de que “el mercado no es la solución de todo y que el Estado tiene un rol importantísimo que cumplir. Sin negarnos a la integración global, tenemos que construir la unidad desde nuestras necesidades tecnológicas, impulsando asociaciones estratégicas de una región que, en el siglo XXI, tiene ventajas comparativas a partir de dos recursos claves: la energía y los alimentos”. Antes de comprometer a Chávez a participar en los festejos del Bicentenario en Buenos Aires, destacó el desfile de las máquinas cosechadores argentinas que también hicieron su pasada en los fastos de la Independencia venezolana.
El caribeño hubiera seguido enhebrando historias con proyectos durante horas, pero el Tango 01 estaba esperando para partir. El tire y afloje por la modificación del impuesto al cheque votada por el Senado, el renovado enfrentamiento con el vicepresidente Julio Cobos por su actuación como líder de la oposición y los debates sobre una ley que reemplace el decreto del desendeudamiento esperaban a la Presidenta, que anoche llegó a Olivos después de dos días de trajín en Caracas.
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