Un carro hidrante, dos millones ochocientos mil pesos. Cinco carros antimotines, dos millones trescientos mil pesos. Comprarlos para un cuerpo de infantería que todavía no existe no tiene precio. El gobierno de Mauricio Macri adquirió estos vehículos para la represión de manifestaciones por un total de más de cinco millones de pesos. Sin embargo, hasta ahora, la Metropolitana carece de una guardia de infantería para esos propósitos. En la gestión PRO parecen haberse dado cuenta tarde, dado que el hidrante está olvidado en las dependencias de la policía porteña, mientras que iniciaron el trámite para dar de baja la licitación de los carros de asalto. Hay un pequeño detalle: ya pagaron el 50 por ciento por adelantado. Es decir, la módica suma de 1.818.000 pesos. “Tenemos que ver cómo nos lo devuelven”, estiman, con candor.

El 10 de noviembre de 2009, el ministro de Justicia, Guillermo Montenegro, firmó dos resoluciones. En la primera, aprobó la compra de cinco carros antimotines a la empresa IGarreta por 2.363.100 pesos, a partir de una licitación privada que se inició el 20 de octubre y a la que se presentaron dos empresas. Por la misma norma, dispuso el pago anticipado del 50 por ciento del monto a la empresa ganadora. Las flamantes unidades antimotines debían tener, según el pliego, un motor de cuatro cilindros, un peso bruto de 15 mil kilogramos, calefacción y aire acondicionado. Además, según las condiciones de la gestión PRO, deben ser “agradables y estéticos a la vista y que se caractericen por la armonía del conjunto y la sobriedad de líneas”.

En la gestión PRO informaron a Página/12 que la licitación está parada, pese a que ya se había adjudicado. “La resolución está actualmente en la Procuración para la firma que habilite a darla de baja. No se compraron ni se van a comprar”, estimaron. La idea es usar ese dinero para la compra de combis que transporten a los policías. El problema es que la resolución establecía que el 50 por ciento se pagaba por adelantado. “Queda por resolver cómo lo reintegran”, guardan esperanzas en el gobierno porteño. “Son las compras de la época de Palacios”, se resignan.

La resolución por la que se compraban los carros antimotines fue la número 1099. Por la número 1101, Montenegro resolvió adquirir un carro hidrante a la empresa RDS S.A. por 2.800.000 pesos, también con un pago del 50 por ciento adelantado. En este caso, a diferencia del anterior, no se trató de una licitación privada sino de una contratación directa. Para ella, se analizaron las ofertas de sólo dos empresas.

Todas las compras de vehículos contra manifestaciones están destinadas al cuerpo de infantería, que todavía no se formó, lo que hace difícil de explicar el apuro para conseguir el carro hidrante por contratación directa. “Hoy por hoy, no hay forma de darle uso al hidrante”, se lamentan en la Metropolitana, donde señalan que no hay una estimación del tiempo que tomará crear el cuerpo de infantería al que estaba destinado.

En el entorno de Montenegro argumentaron que “en algún momento vamos a tener el cuerpo de infantería. Hay que ir haciendo las licitaciones”. Una encomiable previsión, dado que –según el propio gobierno porteño– falta al menos un año para que ese cuerpo de infantería exista: “Este año ya es muy difícil que se forme”, confirman cerca del jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, que prometió en el lanzamiento a la calle de la fuerza: “Nosotros no tenemos cuerpo de infantería. Nos vamos a concentrar en los temas de seguridad pública”.

El legislador kirchnerista Juan Cabandié consideró que “es contradictoria la competencia de delitos que tiene la Metropolitana con una fuerza antimotín, homónima a la guardia de infantería”. “Por otro lado, es contradictorio que hayan hecho estas compras y no tengan un cuerpo que pueda utilizarlas”, advirtió.